De salvador a enterrador

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Coincidirán conmigo en que parece una broma macabra que al responsable político (de momento político; más tarde, hay se verá)  de esto que nos pasa le bautizaran como Salvador. Y me permitirán que haga un comentario, no menos macabro, acerca de la ministra: “Carolina: ¿Nos darías una vacuna”. Pero, como siempre les digo, todo tiene su lado positivo (y tanto). Se lo explico

Que Salvador Illa sea candidato en Cataluña es una medio buena noticia. Si es presidente regional, que no lo será, significará que ya no será responsable de las muertes de todos los españoles, sólo de los catalanes. Ya no será responsable de que no lleguen las vacunas a todos los españoles, sólo a los catalanes. Ya no será responsable de que mueran abandonados en las residencias los ancianos españoles, sólo los ancianos catalanes. Ya no será responsable de que no haya respiradores, mascarillas, batas y demás material en toda España, sólo en Cataluña.

Creo que son suficientes buenas noticias como para entrar en minucias sobre si abandona el barco, si nos deja en plena pandemia, si no da explicaciones en el Congreso, si no destituye a Fernando Simón…Eso son cuestiones menores que ya no interesan a todos los españoles, sólo a los catalanes.

Ahora, e intentando obviar al bailarín Iceta, que sería una magnífica pareja de samba de Oriol Junqueras o un mejor integrante de un grupo de sardanas (se llama cobla, en aquellas tierras de la Corona de Aragón), debemos centrarnos en la sucesora, heredera  o relevo, Carlona Darias, con acento grave ( y tan grave) y con diptongo, no hiato.

Pues otra broma macabra porque la hoy ministra, y ayer también, es algo así como la paciente cero. Sería exagerado decir que infectó a media humanidad, aunque nunca lo sabremos, pero vamos, a más de uno y más   de dos, sí, y alguno de Castilla y León, a saber, el consejero de la Presidencia, Ángel Ibáñez.

Pero, insisto, todo tiene su lado bueno: sabe de qué va todo esto pues fue de las primeras enfermas, de cuyo restablecimiento nos congratulamos, y ha servido para que la titular de Sanidad de la tierra, Verónica Casado, se apeara del guindo y se diera cuenta, por fin, de que estos del Ministerio no son tan buenos como ella pensaba. Diríamos que se ha caído de maduro, si no fuera por lo de Venezuela.

Nunca es tarde si la dicha es buena.

Blog de Ángel Cuaresma

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