¡Cómo está la provincia!

13002486 475190529333426 198192603112863705 o

Del mismo modo que somos críticos con quienes creemos que no hacen las cosas bien y cuando creemos que esos mismos no dan el do de pecho, del mismo modo, digo, debemos reconocer la labor de personas físicas y jurídicas, empresas e instituciones que consideramos van por el buen camino.

Hace algunas semanas, dediqué un par de estos artículos a lamentar las oportunidades que están perdiendo los vinos de la Denominación de Origen Ribera del Duero y la ventaja que nos sacan en tierras cercanas. Hoy, sin embargo, me gustaría resaltar la buena labor, en favor de la comarca, que se está realizando en ámbitos como el enoturismo y la gastronomía que, con la colaboración, o sin ella, de las bodegas del lugar, está permitiendo a pueblos, muchos de ellos pequeños, hacerse un hueco, y además relevante, en los apreciados destinos de fin de semana y en eso que podríamos llamar el ocio de calidad, vamos, el caro, para entendernos.

Para este humilde columnista no es nuevo. Presumo de conocer, desde hace muchos, muchos años, las tierras de Castilla y León y las distintas opciones que se ofrecen a los visitantes y a las gentes del lugar. Pero nunca acaba uno de asombrarse y, así, este fin de semana he tenido ocasión de redescubrir una Ribera vallisoletana (las opciones en Burgos y Soria también son muchas y de calidad) abierta a la naturaleza, al paseo, a los monumentos, a la buena mesa… con opciones para todos los gustos y los diferentes bolsillos (ya saben que el del periodista siempre es modesto).

Y he podido redescubrir estos espacios con gentes de Castilla y León y forasteros, que aquí nunca lo son, llegados de regiones hermanas. Las inabarcables pero al tiempo cómodas márgenes del río han sido una opción que anima a repetir en cualesquiera de las estaciones pues el color de los viñedos, del cereal, de la remolacha, de la horticultura, invita a conocerla según los colores cambian con el paso de los meses.

No les oculto que me negué en redondo a visitar algunos rincones por muy a mano que estuvieran. Por contra, paradas, y más que paradas, en Dehesa de los Canónigos, en Emina-Matarromera, compartir charla con familias como los Sanz o los Moro (Carlos) sólo son comparabes a encontrarte con turistas de Madrid, o de Extremadura que te dicen: “Pero, cómo está Valladolid. Seguro que, con esta vida en la provincia y en la capital, no tenéis ni paro”.

Hombre, desgraciadamente, paro, hay, y recientes están las noticias sobre Puleva-Lauki y Dulciora, pero no es menos cierto que la tasa siempre es inferior a la media nacional y que, cuando una puerta se cierra, otra, esperemos, se abre. En ello estamos.

Blog de Ángel Cuaresma

Deja un comentario

Share This