Cada 1 de diciembre

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Cada 1 de diciembre, nos reunimos para recordarte. Y lo hacemos en una iglesia, sea Angustias, San Miguel o los Franciscano. Es el lugar con mejor cobertura para hablar con el Cielo. No es el único, claro está, pero en el templo parece que la señal es más limpia, más nítida, como que te llega mejor.

Cada 1 de diciembre, volvemos a pensar en  tu sonrisa, en tu generosidad, en ese corazón tuyo que se desbordó de tanto dar a los demás; en ese corazón que siempre me pareció tan, tan grande, palpitando en un cuerpo frágil de porcelana y cristal.

Cada 1 de diciembre, antes de poner el Belén, como que miramos hacia Arriba para recibir consejo, para que cada figurita esté en su sitio, para que nada desentone pese a que falta lo más importante. Cada 1 de diciembre, nos encomendamos antes de afrontar una compra equivocada, o exagerada o, quizá, que se queda corta.

Todos los años, hay muchos 1 de diciembre en ese vacío que se nos forma entre el cuerpo y el alma. Hay muchos 1 de diciembre, sí, pero también hay más de un 25 de diciembre y, sobre todo, quiero creer, hay varios domingos de Resurrección.

Cada 1 de diciembre, cada uno en su intimidad, en la hondura que cantaran poetas y prosistas, te recuerda a su manera. Yo miro aquel whatsapp de noviembre. No quería molestar al conductor de modo que tú recibiste el mensaje: “Por favor, dile que vaya con cuidado, que está nevando”, como si vosotros no lo vierais.

Cada 1 de diciembre, te decía, nos juntamos para que veas que todo está en orden, no tan en orden como si ordenaras tú, pero nos apañamos, se apañan. Parece que, a la Virgen, le hacías mucha falta pero, ¡caray!, también aquí te necesitábamos. A fin de cuentas, María ya tenía Allí su trocito de ayuda que en su día le entregamos.

Cada 1 de diciembre, recordamos que ya estamos en Adviento, y luego llegará Navidad, Semana Santa, la Pascua… Es el ciclo de las estaciones, la forma en que transcurre la vida para todos, incluso para quienes disimulan con una sonrisa, para quienes sacrifican su libertad y su capacidad en aras a un bien mayor, que no es sino el de aquellos que nos sucederán en la contemplación de este ciclo.

Hoy, es 1 de diciembre, las luces informan, quizá hasta ayudan. Asómate tu palco en el Cielo, asomaos, y ved que siguen adelante, que seguimos, que crecen, que estudian,  que viajan… Pero, sobre todo, que te quieren.

Blog de Ángel Cuaresma

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