Azotarla hasta sangrar

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Pablo Iglesias, en los inicios de su meteórica y parece que a punto de finiquitar carrera política, dijo de una presentadora de televisión, que no pertenecía a su harén, que la azotaría hasta hacerle sangrar. Pedro Sánchez, aún hoy sumiso a muchas de las iniciativas de quien semeja ser su jefe, parece dispuesto a seguir la misma táctica con Isabel Díaz Ayuso: azotarla hasta que sangre Madrid entero.

De aquel ‘Capote de grana y oro’, que rezaba ‘De luto Madrid entero’, hemos pasado a un confinamiento, estado de alarma o llámese como se quiera en función de cómo se retuerzan las leyes y sin que ello tenga que ver, como parece que habrá quedado claro, con la salud de los ciudadanos, ni de los madrileños, ni de sus limítrofes.

Quienes lidiamos a diario con adolescentes, hemos lidiado antes con niños y antes con bebés, y conocemos perfectamente sus reacciones, entre ellas ,la de romper el juguete si no me dejan usarlo a mi antojo. En el caso del decreto de alarma (lo pondré con minúsculas) creado ad hoc contra el Madrid del nuevo “No pasarán”, no sé si es la reacción de rabieta de un infante (ahora dejo de respirar a ver si os asustáis) o la ira incontrolada de un quinceañero al que los padres (en este caso, los jueces) han dicho que no es no y que no se puede tratar así a quien no le cae bien.

Este decreto de alarma, con minúscula, es algo así como cuando los fascistas suprimen los fueros, a saber, de las provincias vascas y de Navarra, fueros que, por cierto, disfrutan por su lealtad a la Corona de Castilla. ¡Anda! Pues a Madrid le han quitado el fuero y el huevo, precisamente de esto último parece ir la cosa, y de poco servirán recursos o que el PP y Vox arrasen en las próximas elecciones, si es que vuelve a haberlas, pues el daño ya está hecho.

Daño en forma de dinero, de pesetillas contantes y sonantes, y daño también en estigma social de los madrileños, en desprestigio internacional de España, en dramas personales de cada una de las familias a las que han arruinado planes, viajes, encuentros, ilusiones… Y, todo ello, para nada, y mucho menos por nuestra salud.

El ministro cambia de criterios como de principios. Ya saben, estos son mis principios; si no les gustan, tengo otros. Illa, si es que pinta algo, les quiere de rodillas, de ahí, parece, el apellido. Quiere de rodillas a los madrileños una vez que algunos limítrofes ya se han postrado voluntariamente. Sabíamos que el bicho te ataca en un bar si estás de pie, no si te encuentras sentado; sabíamos que ataca de noche más que de día, a partir de determinadas horas. Ahora, también sabemos que, si te postras de hinojos, no prolifera.

 

Blog de Ángel Cuaresma

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