Hace ya muchos años que escritores, etnógrafos, folkloristas, lingüistas y todo tipo de escritores vienen advirtiendo del fenómeno de la despoblación en nuestra tierra, Castilla y León, lo que acarrea también un abandono de los medios de vida tradicionales y, por ende, de lo que me voy a preocupar en esta serie de entradas -espero sean muchas y de buen provecho-: el olvido de una forma de hablar, de un lenguaje extraordinariamente rico en sus matices y sonoridad que empieza a resultarnos extraño, sobre todo a los que gozamos de una edad que no rebasa la cin