Con el precio del azúcar por los suelos (a menos de 400 euros la tonelada cuando hace dos años llegó a superar los 700 euros), la liberalización del sector en Europa a la vuelta de la esquina dentro de año y medio y una plantilla “sobredimensionada”, la empresa Azucarera ha comenzado a aligerar sus gastos de personal. En el mes de junio dejaron la empresa en España entre 130 y 140 personas, según el presidente del comité de empresa de la fábrica de Azucarera en La Bañeza (León), Francisco Fernández (UGT). Una cantidad de trabajadores que decidieron “de manera voluntaria” acogerse al acuerdo que la parte social había acordado con la empresa y lo hicieron, hace hincapié, de “manera nada traumática, se fueron voluntariamente”.
Ese acuerdo, explica Fernández, conlleva que el trabajador se pueda “llevar más dinero que si la empresa presenta un ERE, algunos con dos anualidades otros una y media y el régimen especial de la Seguridad social pagada. En total, algunos de los que se han ido se llevan 100.000 euros, otros hasta 140.000 euros”. Fernández entiende que era el mejor acuerdo posible en la situación actual, pero también comprende que para los que tienen menos de 50 años y que, por tanto, se quedan en el desempleo en una edad complicada, sea más traumático que para los que ya están cerca de la edad de jubilación.
La raíz de esta situación, según Francisco Fernández, es que la empresa tiene “un problema”, el bajo precio del azúcar, la falta de compromiso de los “políticos que no han defendido el sector en Bruselas” y el final del sistema de cuotas en 2017 y “para subsistir y mantener el empleo ha habido que llegar a un acuerdo, en principio nada traumático” por el que se fueron entre 130 y 140 trabajadores el pasado verano, a los que se “suman 92” ahora.
Para Fernández, las 'bondades' del acuerdo se ven en el momento en el que hay muchos trabajadores que pedían poder acogerse a esas condiciones. En principio, el acuerdo quedó inactivo tras el proceso de verano, pero ahora lo han vuelto a poner en marcha para la reducción de la plantilla en otras 92 personas, la mayoría de ellas de lo que se conoce como 'estructura', es decir personal de administración, cultivos, oficina u operaciones, en su gran mayoría gente joven y de menos de 55 años. Este segundo proceso se está ahora llevando a cabo, por ejemplo de la planta de La Bañeza está previsto que se vayan ocho o diez en total, pero solo la mitad ya no forma parte de la plantilla, de momento.
El miedo al ERE
Aunque el presidente del comité de empresa de la fábrica de La Bañeza no cree que Azucarera vaya a presentar un ERE, sí tiene claro que a la hora de negociar la salida de los trabajadores ha hecho valer el refrán de “más vale pájaro en mano que ciento volando” porque si ese Expediente de Regulación de Empleo llegase, los trabajadores se irían con “una anualidad y 20 días por año trabajado”. El acuerdo firmado, reconoce, “no le gusta”, pero reflexiona que si hay trabajadores que quieren acogerse voluntariamente, es porque no es malo, aunque también añade que hay “algunos que se sienten muy perjudicados” y lo entiende. “Es mejor un mal acuerdo que un buen pleito”, añade. De hecho, en esta segunda tanda de despidos, los 92 pertenecen solo a 'Estructura' y en la fábrica hay gente que no está en ese departamento que le ha preguntado si puede sumarse al acuerdo y abandonar voluntariamente la empresa.
La postura de la empresa
La prioridad de Azucarera, aseguran fuentes de la citada empresa, es garantizar la sostenibilidad del sector remolachero azucarero a largo plazo. Para ello, tiene el compromiso de contribuir a la mejora de la productividad en el campo, así como a la mejora de su competitividad industrial, que pasa por gestionar del modo más eficaz posible todos los recursos a su alcance. En este contexto, pueden producirse salidas puntuales una vez se hayan valorado todas las variables y posibilidades a disposición de la compañía.
