
ASAJA-Palencia ha emitido una importante advertencia dirigida a todos aquellos que mantienen aves de corral para autoconsumo en Castilla y León. Según informa la organización agraria, la normativa vigente exige que estas explotaciones estén inscritas en la sección ganadera del Registro de Explotaciones Agrarias de Castilla y León (REACyL). Esta obligación, contemplada en el Real Decreto 637/2021, que regula las normas básicas de ordenación de las granjas avícolas, ha cobrado especial relevancia tras el aumento del riesgo por gripe aviar en España.
Requisitos legales para las aves de corral de autoconsumo
Las explotaciones dedicadas al autoconsumo avícola, ya sean de gallinas ponedoras, pollos de engorde, pavos, pintadas, patos, ocas, codornices, faisanes, palomas o perdices, deben cumplir una serie de condiciones muy concretas:
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No superar las 0,15 Unidades de Ganado Mayor (UGM) de capacidad máxima.
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No comercializar bajo ningún concepto ni los animales, ni su carne, ni los huevos u otras producciones derivadas.
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No criar animales de especies corredoras (ratites) como el avestruz o el ñandú, ya que estas se consideran explotaciones reducidas y no entran en la categoría de autoconsumo.
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Realizar una comunicación ambiental previa al ayuntamiento del término municipal en el que se ubique la instalación, como paso obligatorio para el alta en el REACyL.
Estas obligaciones responden tanto a criterios sanitarios como administrativos, ya que permiten un mayor control epidemiológico en caso de brotes de enfermedades como la gripe aviar.
¿Qué significa no superar las 0,15 UGM? Ejemplos prácticos
El límite de 0,15 UGM equivale a un número muy concreto de aves, según la tabla de equivalencias recogida en el Real Decreto 637/2021:
Tipo de ave | UGM por cabeza | Número máximo permitido |
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Gallina ponedora | 0,005 UGM | 30 |
Pollo de engorde (broiler) | 0,003 UGM | 50 |
Así, una persona podría tener hasta 30 gallinas ponedoras o 50 pollos de engorde. No obstante, si se combinan categorías, el total no debe superar las 0,15 UGM.
Por ejemplo:
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30 pollos de engorde x 0,003 UGM = 0,09 UGM
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13 gallinas ponedoras x 0,005 UGM = 0,065 UGM
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Total: 0,155 UGM → Excede el límite permitido.
Esto implica que si ya se tienen 30 pollos, solo se podrían tener hasta 12 gallinas, ya que con 13 se sobrepasa la capacidad máxima permitida para explotaciones de autoconsumo.
Importancia de la comunicación ambiental y su trámite
El trámite de comunicación ambiental previa al Ayuntamiento es otro de los requisitos indispensables. Sin esta autorización, no se puede formalizar el alta en el REACyL. Esta obligación deriva de la normativa medioambiental autonómica, que exige notificar cualquier tipo de instalación ganadera, incluso si es para autoconsumo, con el fin de garantizar el cumplimiento de los estándares sanitarios, ambientales y de bienestar animal.
ASAJA-Palencia recuerda que la comunicación ambiental debe presentarse por registro oficial, incluyendo una memoria técnica simplificada del tipo de instalación y una descripción básica del manejo previsto.
Aumento del riesgo por gripe aviar en España desde enero de 2025
El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) declaró el 20 de enero de 2025 el nivel de riesgo alto por gripe aviar en todo el territorio nacional. Esta medida se adoptó tras constatar un notable incremento de focos en aves silvestres y domésticas en países cercanos como Francia y Portugal, además de un aumento de los movimientos migratorios de aves silvestres, especialmente en el norte y centro de Europa.
Según el informe de situación epidemiológica publicado por el MAPA:
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En enero se detectaron más de 100 focos de gripe aviar en aves silvestres en 14 países europeos.
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23 focos se registraron en aves cautivas en 7 países.
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33 brotes afectaron a aves de corral en 8 países, la mayoría en Centroeuropa.
Estos datos han motivado la activación de la Orden APA/2442/2006, que prevé la adopción de medidas preventivas adicionales en las zonas calificadas como de especial riesgo y especial vigilancia.
Entre estas medidas, destacan:
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Refuerzo del confinamiento de estos animales en determinadas comarcas.
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Restricción de movimientos de aves entre explotaciones.
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Prohibición de mercados o concentraciones avícolas en zonas afectadas.
Más información sobre estas medidas puede consultarse en la web oficial del MAPA.
Castilla y León, en vigilancia reforzada
En el caso de Castilla y León, se han activado protocolos específicos de vigilancia en zonas consideradas sensibles por su proximidad a humedales, áreas de paso de aves migratorias y comarcas con alta densidad ganadera. La comunidad autónoma cuenta con más de 4.000 explotaciones avícolas registradas, a las que ahora se suman un creciente número de pequeños productores para autoconsumo, sobre todo en el medio rural.
Desde ASAJA-Palencia insisten en que la inscripción en el REACyL no es una formalidad sin importancia, sino una herramienta clave de trazabilidad sanitaria en caso de crisis como la actual. La organización recuerda también que la omisión de este registro puede acarrear sanciones y que, en caso de detección de un foco, se considerará una infracción si la explotación no consta en el registro oficial.
Aumento de explotaciones avícolas de autoconsumo en el medio rural
El incremento de este tipo de explotaciones responde a varios factores:
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Revalorización del autoconsumo y la soberanía alimentaria.
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Crisis de precios en productos básicos.
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Incremento del interés por modelos de vida rural y sostenibles.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2024 se estimó que al menos 12.000 explotaciones avícolas para autoconsumo estaban activas en el ámbito rural, muchas de ellas sin registrar. La tendencia es creciente, especialmente en provincias como Palencia, León, Zamora y Ávila.
Conclusión: cumplir la normativa protege la salud pública y el sector avícola
El mensaje de ASAJA-Palencia es claro: toda persona que mantenga aves para consumo propio debe darse de alta en la sección ganadera del REACyL y cumplir con los requisitos establecidos por la normativa. Este procedimiento, lejos de ser burocrático, es una medida de protección tanto para el productor como para el conjunto del sector avícola, en un contexto sanitario especialmente delicado.
La colaboración entre administraciones, asociaciones y pequeños productores es esencial para evitar la propagación de enfermedades zoonóticas y preservar la viabilidad económica de un sector clave en el medio rural.