Dos ganaderos de la comarca salmantina de Peñaranda de Bracamonte, en los municipios de Alaraz y Santiago de la Puebla, han sufrido recientes ataques de lobos en sus explotaciones de ganado ovino, con un saldo devastador: 14 ovejas muertas y 15 más gravemente dañadas.
Los ataques, que se produjeron de manera consecutiva el viernes 6 y el sábado 7 de este mes, han generado preocupación en la región. Los ganaderos afectados, que dependen de la cría de ovejas para su subsistencia, han visto cómo sus explotaciones han quedado gravemente comprometidas. Estos sucesos se suman a una serie de ataques que han ido en aumento desde la inclusión del lobo en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial en el año 2021.
Detalles de los ataques en Alaraz y Santiago de la Puebla
El primer ataque ocurrió el viernes 6 de septiembre en Alaraz, cuando un ganadero encontró su rebaño atacado. El balance fue de 4 ovejas muertas y otras 9 con mordeduras en el cuello y las patas. Según el ganadero, muchas de las ovejas heridas probablemente no volverán a ser productivas, lo que representa una pérdida significativa para la explotación.
Al día siguiente, el sábado 7 de septiembre, en el municipio vecino de Santiago de la Puebla, otro ganadero alertó a la patrulla medioambiental de un nuevo ataque. En esta ocasión, el lobo mató a 10 ovejas y dejó a otras 6 gravemente dañadas. Los agentes medioambientales, tras inspeccionar las explotaciones afectadas, certificaron que ambos ataques fueron obra de lobos, una confirmación que trae consigo más incertidumbre para los ganaderos de la región.
Aumento de ataques desde 2021: una amenaza constante
El incremento de los ataques de lobos en las explotaciones ganaderas de Castilla y León no es un fenómeno aislado. Desde que el lobo fue incluido en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial en 2021, los ganaderos se enfrentan a un dilema: proteger a sus animales sin poder tomar medidas directas contra el depredador.
En 2021, con la nueva normativa, se prohibió la caza del lobo en toda España. Antes de esta regulación, la gestión de la población de lobos estaba más controlada, permitiendo acciones de caza en ciertas zonas del país, especialmente al norte del Duero. Sin embargo, desde su inclusión en la lista de especies protegidas, los ganaderos han visto un aumento notable en los ataques a sus animales.
Según datos recientes, los ataques de lobos en Castilla y León han aumentado en un 25% desde 2021, afectando mayormente a pequeñas explotaciones familiares que no cuentan con recursos suficientes para implementar medidas de protección adicionales. En total, se han reportado más de 500 ataques en la región durante el último año, con un saldo de miles de animales muertos o heridos, lo que pone en peligro la viabilidad de muchas explotaciones.
La postura de los ganaderos: un sector desprotegido
La Unión de Campesinos de Castilla y León (UCCL) ha expresado su preocupación ante la situación que viven los ganaderos. En un comunicado reciente, la UCCL destacó que, si bien la protección del lobo es un objetivo loable, los ganaderos se sienten desprotegidos y abandonados por las autoridades. Las indemnizaciones que se otorgan por los ataques no son suficientes para cubrir las pérdidas económicas y, además, el estrés emocional que genera la constante incertidumbre no se tiene en cuenta.
«Los ganaderos estamos indefensos ante esta situación. Cada día salimos a nuestros campos con la incertidumbre de si nuestras ovejas seguirán allí o si habrán sido atacadas por lobos», comenta uno de los afectados. «Las indemnizaciones no solucionan el problema. Necesitamos un control más exhaustivo de la población de lobos y medidas preventivas más efectivas».
Además, la UCCL señala que, aunque el gobierno ha implementado un sistema de compensación por los ataques de lobos, este proceso suele ser largo y engorroso. Los ganaderos no solo pierden animales, sino que también ven comprometida la rentabilidad de sus explotaciones. El ganado ovino es una de las principales fuentes de ingresos para muchas familias en la región, y cada oveja perdida o herida representa un golpe directo a su economía.
Medidas propuestas por los ganaderos y asociaciones
Ante esta situación, los ganaderos, junto con las asociaciones agrícolas y ganaderas, han propuesto diversas medidas para intentar minimizar los daños. Entre las principales sugerencias se encuentran:
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Un control más riguroso de la población de lobos: Aunque los lobos están protegidos, los ganaderos abogan por un control selectivo en zonas donde los ataques son más frecuentes. Esto permitiría reducir la presión sobre las explotaciones sin poner en peligro la supervivencia de la especie.
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Indemnizaciones más rápidas y ajustadas a las pérdidas reales: Los ganaderos exigen que las compensaciones sean más ágiles y acordes a las pérdidas sufridas. Actualmente, los procesos burocráticos pueden demorarse varios meses, tiempo durante el cual los ganaderos deben hacer frente a las pérdidas sin apoyo económico.
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Mayor inversión en medidas preventivas: Aunque algunas explotaciones ya cuentan con pastores eléctricos y perros guardianes, no todos los ganaderos pueden permitirse estas inversiones. Las asociaciones proponen que el gobierno financie parte de estas medidas, especialmente en las zonas más afectadas.
El impacto en la economía local
El ganado ovino es fundamental para la economía de la comarca de Peñaranda de Bracamonte. Los ganaderos de esta zona producen carne y leche de oveja, productos que no solo se comercializan a nivel local, sino que también forman parte de cadenas de distribución más amplias.
Las pérdidas causadas por los ataques de lobos no solo afectan a los ganaderos directamente, sino que también tienen un impacto en otros sectores de la economía local. Menos producción significa menos empleo, menos ingresos para las familias y menos actividad comercial en la región.
Además, el turismo rural, que en muchas ocasiones está vinculado a la vida agrícola y ganadera, también puede verse afectado si los ataques continúan. Los visitantes buscan experimentar la vida en el campo y conocer de cerca la producción ganadera. Sin embargo, si esta actividad se ve amenazada, el atractivo turístico de la región también puede disminuir.
Una solución pendiente
Los recientes ataques de lobos en las localidades salmantinas Alaraz y Santiago de la Puebla no son un caso aislado, sino parte de una problemática mayor que afecta a todo el sector ganadero de Castilla y León. La inclusión del lobo en el Listado de Especies Protegidas ha desatado un debate sobre cómo equilibrar la protección de la fauna salvaje con la supervivencia de las explotaciones ganaderas.
Mientras tanto, los ganaderos continúan enfrentando una situación crítica, con sus rebaños en peligro y sus economías afectadas. Es urgente que se tomen medidas que permitan convivir de manera sostenible con el lobo, sin poner en riesgo el futuro del sector ganadero.