ASAJA León ha acogido con satisfacción la reciente decisión de la Consejería de Agricultura de Castilla y León de revisar la normativa que regula la «unidad mínima de cultivo» en el suelo rústico. Esta medida, demandada insistentemente por la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (ASAJA) en León, supone un importante avance hacia la modernización del campo y la optimización de los recursos agrícolas. La propuesta había sido presentada en diversas reuniones del Consejo Agrario Provincial, y fue finalmente adoptada en la sesión celebrada el 14 de marzo de 2024 en Grajal de Campos.
Una normativa obsoleta: el Decreto 76/1984
La normativa vigente que regula la unidad mínima de cultivo en Castilla y León data del año 1984, bajo el Decreto 76/1984. Este decreto fue aprobado durante la única legislatura en la que el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) gobernó en la comunidad autónoma. En opinión de ASAJA, esta regulación ha quedado desfasada y no responde a las necesidades actuales del sector agrícola. La función principal de esta normativa ha sido evitar la fragmentación de parcelas agrícolas, lo que podría desvalorizar las mejoras logradas en los procesos de concentración parcelaria.
La concentración parcelaria ha sido una herramienta crucial para optimizar el uso del suelo agrícola en Castilla y León, permitiendo que se agrupen pequeñas parcelas dispersas en unidades más grandes y productivas. Sin embargo, la práctica de dividir estas parcelas entre los miembros de una misma familia ha sido habitual, lo que ha generado problemas en la productividad y mecanización de las tierras.
ASAJA aboga por aumentar los valores de la unidad mínima de cultivo
Actualmente, en la provincia de León, los valores establecidos para la unidad mínima de cultivo varían según el tipo de suelo y la localización geográfica. En los municipios de secano, la unidad mínima de cultivo es de 6 hectáreas y de 2 hectáreas en regadío, mientras que en otros municipios es de 1 hectárea en regadío y 4 hectáreas en secano. ASAJA ha propuesto que estos valores sean considerablemente aumentados en la nueva normativa que se está desarrollando, con el fin de que sea prácticamente imposible dividir una parcela agrícola.
La propuesta de ASAJA se basa en la necesidad de garantizar la viabilidad económica de las explotaciones agrícolas, dado que la división excesiva de parcelas genera una fragmentación que dificulta la mecanización agrícola y reduce la rentabilidad del suelo. En una provincia como León, donde el minifundismo sigue siendo una característica predominante del paisaje agrícola, esta reforma se ve como una necesidad imperiosa.
La concentración parcelaria en León: Inversiones y retos
León ha sido una de las provincias de Castilla y León donde se han realizado importantes inversiones en concentración y reconcentración parcelaria. Este proceso, que implica la agrupación de pequeñas parcelas para formar fincas más grandes, ha permitido a los agricultores mejorar la eficiencia y productividad de sus explotaciones. Sin embargo, la fragmentación hereditaria sigue siendo un problema. La constante división de parcelas dificulta la competitividad del sector agrícola leonés y, según la organización agraria, limita su capacidad para adaptarse a los desafíos del futuro.
En la actualidad, la mayoría de las explotaciones agrícolas en León son de pequeña escala, lo que complica la mecanización y aumenta los costos operativos. Esta situación contrasta con el objetivo de crear explotaciones más grandes y rentables, que puedan ser gestionadas de manera más eficiente. Según un informe de ASAJA, la superficie agrícola útil (SAU) en León es de 200.000 hectáreas, de las cuales una gran proporción sigue estando dividida en pequeñas parcelas. Esto limita las posibilidades de modernización y crecimiento económico en el sector agrario.
Ventajas de una mayor unidad mínima de cultivo
El aumento de la unidad mínima de cultivo no solo permitiría la concentración de tierras agrícolas, sino que también favorecería el acceso a subvenciones europeas destinadas a la modernización del sector. Las explotaciones más grandes tienen mayores posibilidades de acceder a fondos europeos como los incluidos en la Política Agraria Común (PAC), lo que les permitiría realizar inversiones en maquinaria, sistemas de riego eficientes y tecnología avanzada.
Por otro lado, ASAJA también destaca que el aumento de la unidad mínima de cultivo contribuiría a mitigar los efectos del cambio climático en el sector agrícola. Parcelas más grandes facilitarían la implementación de prácticas agrícolas más sostenibles, como la rotación de cultivos, el uso eficiente del agua y la reducción de la erosión del suelo. Además, estas explotaciones serían más resilientes ante las fluctuaciones del mercado, permitiendo a los agricultores diversificar su producción y adoptar nuevas tecnologías.
El futuro del campo leonés: modernización y sostenibilidad
La revisión de la normativa sobre la unidad mínima de cultivo es solo uno de los pasos necesarios para lograr una modernización integral del campo leonés. ASAJA insiste en que esta medida debe ir acompañada de otras políticas que fomenten la innovación tecnológica, la formación de los jóvenes agricultores y el acceso a los mercados internacionales.
En este sentido, León tiene un gran potencial para convertirse en un referente en agricultura sostenible. La provincia cuenta con vastas extensiones de tierra fértil y un clima adecuado para el desarrollo de cultivos de alto valor añadido, como los cereales, las legumbres y el viñedo. Sin embargo, para aprovechar este potencial, es necesario que los agricultores dispongan de las herramientas y los recursos necesarios para adaptar sus explotaciones a los desafíos del siglo XXI.
El anuncio de la Consejería de Agricultura sobre la revisión de la normativa es, por tanto, un primer paso hacia la modernización del sector agrario leonés. ASAJA seguirá participando activamente en el proceso de consulta pública para asegurar que la nueva normativa responda a las necesidades de los agricultores y promueva un futuro sostenible y rentable para el campo de León.
Conclusión
En definitiva, la revisión de la unidad mínima de cultivo es una medida largamente esperada por ASAJA León, que ve en ella una oportunidad para frenar la fragmentación de parcelas y promover la concentración de tierras agrícolas. La modernización del sector agrario pasa, en gran medida, por la implementación de normativas más flexibles y adaptadas a la realidad actual, que permitan a los agricultores competir en un mercado globalizado y afrontar los retos del cambio climático y la sostenibilidad.
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