Arquitectura Popular de Palencia: un legado para conservar y un reto ante nuevos usos

Agronews Castilla y León

26 de noviembre de 2016

colmenar cozuelos de ojeda tio aurelio

La arquitectura popular surge como respuesta a las necesidades y posibilidades de los usuarios y a las exigencias derivadas de la tradición cultural de la zona geográfica en que se produce.

Concretamente, la arquitectura se ha basado tradicionalmente en la utilización de los recursos al alcance de las personas que habitan un territorio. Un aprovechamiento de los bienes fundamentado en la sostenibilidad en cuanto que eran recursos naturales procedentes del territorio que una vez finalizado su ciclo útil volvían a integrarse en la tierra de donde procedían y en la eficacia, ya que la tipología arquitectónica se adaptaba al clima local y a las necesidades del hombre.

En definitiva, la construcción popular estaba presidida por tres ideas capitales: ser práctica, utilizar materiales autóctonos y ser económica. Por ello, a través de muchos siglos nuestros pueblos han utilizado materiales básicos que se encontraban sobre el terreno como la tierra, la piedra y la madera.

[[{«fid»:»30703″,»view_mode»:»media_original»,»type»:»media»,»attributes»:{«height»:2112,»width»:2816,»style»:»width: 450px; height: 338px; border-width: 6px; border-style: solid; margin: 6px; float: left;»,»class»:»media-element file-media-original»}}]]CASETAS DE ERA.

Han sido claves en variados paisajes de nuestra provincia, ubicadas en su mayoría en Tierra de Campos, puesto que la composición arcillosa de sus tierras era material óptimo para la construcción de adobes y tapiales, la denominada arquitectura de barro. Situadas en los alrededores de los pueblos, eran lugares de gran actividad estival, no se podía perder el tiempo en la faena del campo. Se usaban para comer, cómo alojamiento a los jornaleros, cobijaban en algunos casos a las mulas y en invierno servían de almacén de los aperos de labranza.

Amusco, Frechilla, Fuentes de Nava, Mazariegos, Santa Cecilia del Alcor, Frómista, Becerril de Campos o Autilla del Pino son solo algunos de los municipios palentinos donde podemos encontrar este tipo de casetas de era construidas sólo de barro o piedra; o de ambos materiales a la vez.

COLMENARES.

La apicultura fue una actividad complementaria de la agricultura y la ganadería, y ejemplos de colmenar cerrado, en forma de caseta, se encuentran magníficamente representados en la comarca de la Ojeda en Báscones, Perazancas o Cozuelos. Una comarca en la que, si bien es cierto que los métodos de producción de miel han cambiado, aún se conservan en buen estado.

PALOMARES.

Son seña de identidad de nuestra tierra, de la misma forma que lo es el Molino de la Mancha o el hórreo de Galicia. En la provincia están catalogados más de 900 palomares y los que más abundan son los circulares aunque también les hay cuadrados o rectangulares y estos están construidos fundamentalmente de barro. Dicho material, que puede adoptar las formas de tapial o de adobe, tiene la ventaja del buen aislamiento térmico y sonoro necesario para la cría de las palomas. Para sus propietarios suponían un aporte gastronómico y una fuente de ingresos adicional con la producción y venta de palomina, un abono natural de gran valor para la agricultura.

Torremormojón, Castromocho, Meneses de Campos, Villarramiel, Támara, Frómista, Guaza de Campos, Astudillo, Santoyo, Castrillo de Onielo, Herrera de Pisuerga, Cubillas de Cerrato o Villaviudas son algunos de los municipios con ejemplares dignos de tener en cuenta.

Con el objetivo de difundir la tradición de los palomares en el año 2007 se abrió al público el Centro Temático del Palomar en la localidad de Santoyo. Ubicado en una antigua casa de labranza, para ofrecer al visitante un recorrido temático por un elemento patrimonial que se ha convertido en una de las claves de su identidad territorial. La Diputación de Palencia colaboró en su puesta en marcha para que palentinos y visitantes pudiesen entender y admirar estas edificaciones.

CHOZOS DE PASTOR.

Entre estas construcciones populares se encuentran también las viviendas propiamente dichas, aquellas relacionadas con el agua o los chozos de pastor donde destaca por ejemplo en Cevico de la[[{«fid»:»30704″,»view_mode»:»media_original»,»type»:»media»,»attributes»:{«height»:3211,»width»:4917,»style»:»width: 450px; height: 294px; border-width: 5px; border-style: solid; margin: 5px; float: right;»,»class»:»media-element file-media-original»}}]] Torre el denominado ‘El Dragón’. Un peculiar conjunto de tres corralizas y tres cabañas de planta circular, dos de ellas unidas por un corredor, y cuya estructura recuerda al tholos micénico y a la construcción megalítica del dolmen del Romenal.

ENTRE EL PASADO Y EL FUTURO.

Ascensión García, miembro del equipo de Investigación Etnográfica de la UPP asegura que la amenaza de desaparición de este tipo de construcciones es absoluta ya que el hombre tiende a conservar las cosas en la medida en la que le son útiles y estas construcciones en la actualidad ya no lo son, se han quedado obsoletas.

En este sentido, García manifiesta que no estaría demás rehabilitarlas como parte de nuestro pasado histórico y de un trabajo bien hecho y cuidado de nuestra cultura popular, y subraya que es una pena que se pierdan porque es fundamental conocer el pasado y afianzarlo para poder dar pasos en el futuro. Si somos capaces de admirar y respetar construcciones religiosas, castillos y palacios porque entendemos que forman parte de nuestra historia y hasta nos duele cuando no se rehabilitan correctamente o se abandonan. Tenemos que ser también conscientes de que aunque no es fácil el mantenimiento de estas edificaciones ya que debido al éxodo rural, muchas de ellas han caído en el desuso, debemos hacer lo posible por conservarlas.

Por ello, hay que llevar a cabo políticas en defensa de la arquitectura popular así como ayudar a la población de los núcleos rurales a reflexionar sobre el valor histórico de las edificaciones que poseen y que construyeron nuestros antepasados. Tarea difícil, a juicio de la técnico de la UPP porque hay que concienciar de que lo que poseen merece la pena, que debe evolucionar y formar parte de su presente, adaptándolo a sus necesidades actuales, sin perder la esencia, con un necesario equilibrio entre material y paisaje, manifiesta.

Asimismo, destaca la importancia de educar a los jóvenes en los colegios en el aprendizaje de hacer sentir y valorar este patrimonio como algo que forma parte de su entorno más inmediato porque quizás ya no se usen con la función por la que fueron creados pero pueden servirnos como reclamo turístico de visitantes a nuestra provincia, una muestra de cómo vivían nuestros antepasados.

A favor está García de los arquitectos que, cada vez más, ya conjugan el respeto por la arquitectura tradicional, con la coherencia arquitectónica propia del tiempo en el que toca intervenir.

[[{«fid»:»30705″,»view_mode»:»media_original»,»type»:»media»,»attributes»:{«height»:2304,»width»:3072,»style»:»width: 500px; height: 375px; border-width: 5px; border-style: solid; margin: 5px; float: left;»,»class»:»media-element file-media-original»}}]]COLABORACIÓN DIPUTACIÓN-UPP

La Diputación de Palencia y la Universidad Popular apuestan por el mantenimiento y la difusión de este legado arquitectónico, cultural y patrimonial de la provincia, y sellan un acuerdo para entre otras cosas favorecer su estudio y difusión en varias publicaciones: la revista ‘Al Socayo’ y la colección de libros sobre arquitectura popular ‘Construcciones que se van’.

La revista ‘Al Socayo’ tiene una función divulgativa aportando trabajos de investigación realizados durante el año sobre temas de la provincia de Palencia y artículos etnográficos de carácter general. Informa de puntos de interés visitables o de consulta sobre etnografía y tradición y actualiza la agenda de eventos relacionados para todos sus lectores.

Por su parte, la colección ‘Construcciones que se van’ hace un recorrido por los elementos de la arquitectura popular que, por haber perdido su función o por cambios en los modos de vida, van desapareciendo de nuestro paisaje rural. Cada número de la colección se dedica a un tipo o familia específica de construcciones localizadas en una comarca de la provincia de Palencia. Se han publicado ya: Las casetas de era en Tierra de Campos, Los colmenares en la Comarca de la Ojeda, Construcciones relacionadas con el agua en la Comarca de Boedo, La vivienda tradicional en la Comarca de la Valdavia y La casa en la Cueza. Está pendiente la edición del título ‘Materiales de construcción en la Valdivia: relación entre arquitectura y territorio’.

El objetivo de estas publicaciones según apunta Ascensión García es difundir el valor arquitectónico de cada comarca, y alzar la voz en contra de esas nuevas construcciones que se realizan en el medio rural sin ningún orden. Al respecto aboga por leyes de protección en los municipios que respeten la identidad e imagen de los entornos, alturas, materiales, etc. para conseguir ese necesario equilibrio y armonía entre pasado, presente y futuro.



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