Desde UPA Andalucía se muestran convencidos de que la agricultura del siglo XXI indudablemente pasa por la adaptación. La agricultura tradicional es una agricultura cara, que cuesta mucho llevarla a cabo, ya que en muchas zonas de Andalucía, la pluviometría es muy escasa y casi siempre irregular, y muchos años los costes de producción igualan o superan el valor de la cosecha.
El agricultor, cada vez más profesionalizado, tiene que aprender la forma más rentable de hacer su agricultura. Es en este contexto donde la agricultura debe adaptarse. En aquellos lugares donde el terreno y la climatología lo permite, se está produciendo un auge en determinados cultivos que tradicionalmente tenían una baja o nula implantación en Andalucía. Por su precio de venta, consideran desde UPA Andalucía que los productos más codiciados dentro de estos cultivos en auge son la almendra y el pistacho.
En el caso del sector de la almendra, el cultivo vive uno de sus mejores momentos. Los precios están en unos niveles de entre los 8 o 9 euros el kilo de pepita, mientras que en 2014 estaba a 7 euros y en 2013 a 3 euros. El descenso de la producción por la sequía que afectó hace dos años a EE.UU, primer productor mundial, y las necesidades de consumo de almendra tanto para repostería, como el furor por la leche de almendra, han disparado la demanda y por consiguiente el precio.
El cultivo del almendro cuenta con una gran superficie y tradición en Andalucía, con unas 150.000 hectáreas, la región de mayor implantación (28%), superficie que crece año tras año. La mayoría de las plantaciones tradicionales están ubicadas en zonas con graves limitaciones edafoclimáticas y en secano. La expansión del cultivo se está dando tanto en las zonas tradicionales como en otras que no lo eran, normalmente bajo buenas condiciones de cultivo y puesta en riego, que está alcanzando un alto nivel productivo y de rentabilidad.
Los niveles productivos suelen oscilar de media entre 300 y 500 kg por hectárea de almendra grano, si bien, bajo buenas condiciones de suelo, lluvia y un adecuado manejo, pueden situarse por encima de los 1.000 y el futuro preveemos para este tipo de plantaciones al menos a corto y medio plazo es bueno.
Tras el boom del almendro, otro fruto seco, el pistacho, está llamando con fuerza a las puertas de la agricultura andaluza. Las provincias con climas más fríos como Jaén o Granada e incluso las zonas altas de Málaga y Almería, fueron las primeras en iniciarse en este cultivo, al que ahora se están sumando agricultores de Córdoba y Sevilla.
Opinan desde UPA Andalucía que el cultivo del pistacho puede ser una buena alternativa al olivar, adaptándose bien al clima andaluz y a los suelos calcáreos, siendo una buena alternativa a zonas de sierra donde el olivar es un cultivo que tienen un margen de beneficios escaso. Del mismo modo, se ha de tener en cuenta que las labores no son coincidentes en el tiempo con el olivar (recolección, poda, etc…), por lo que permite la diversificación.
La producción en secano es de entre 800 y 1.200 kilos y en regadío se puede llegar a 1.500 o 1800. Es un cultivo que para su correcto desarrollo tiene la necesidad de contar entre 800 y 1.000 horas de frío, en función de la variedad que se plante.
La parte negativa de la plantación del pistacho es que los plantones son caros, casi cinco veces más caros que los de olivo, y que la crianza es complicada, con bastantes labores de injerto y poda, aunque esto se puede suplir comprando los plantones ya injertados. El coste para comenzar el cultivo es de unos 6.000 euros por hectárea para los primeros cinco años, hasta que empieza a producir.
Lo que está animando a los agricultores a invertir en el pistacho es el buen precio que tiene actualmente el fruto, unos 7 € el kilo, y las perspectivas de mercado en una Europa deficitaria que importa el 90 % de lo que consume. Los grandes productores de pistacho son actualmente Irán con 300.000 hectáreas, y Estados Unidos, con 100.000, así que los proveedores están todos bien lejos y en Europa sólo España y algún otro país del sur tiene las condiciones climáticas que necesita el pistacho.