El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) de España ha anunciado una inversión significativa de 216 millones de euros para promover la sostenibilidad de los regadíos a través del uso de aguas no convencionales. Esta medida, impulsada por la secretaria de Estado de Agricultura y Alimentación, Begoña García Bernal, busca fortalecer la seguridad alimentaria, combatir la sequía y garantizar el abastecimiento de agua para la agricultura en el país.
La estrategia del Gobierno español se centra en la utilización de fuentes de agua alternativas, como las aguas regeneradas, desaladas y desalobradas, para mejorar la eficiencia y la sostenibilidad ambiental de los sistemas de riego. Según García Bernal, estas aguas no convencionales son fundamentales para enfrentar los desafíos actuales relacionados con la disponibilidad de recursos hídricos y el cambio climático.
La inversión de 216 millones de euros contempla un total de 20 actuaciones en las comunidades autónomas de Andalucía, Canarias, Murcia, Comunidad Valenciana y Baleares. Estas acciones beneficiarán a más de 52.000 hectáreas de cultivo y a casi 33.000 familias agrícolas en todo el país, contribuyendo así al desarrollo y la sostenibilidad del sector agrario español.
En detalle, se destinarán 61,8 millones de euros a 8 proyectos relacionados con aguas regeneradas, que beneficiarán a 6.224 regantes y cubrirán 4.417,23 hectáreas de cultivo. Por otro lado, se invertirán 124,2 millones de euros en 11 actuaciones de desalación, que beneficiarán a 25.210 familias y abarcarán 46.692,66 hectáreas. Además, se espera una inversión de 30 millones de euros para proyectos de desalobración, que beneficiarán a 1.600 hectáreas y 1.500 regantes, una vez sean aprobados.
Aguas no convencionales
La iniciativa forma parte de un programa más amplio de modernización de los regadíos sostenibles, con una inversión total de más de 2.300 millones de euros hasta 2027. Uno de los principales objetivos de este programa es duplicar los recursos procedentes de la reutilización y la desalación antes de 2027, como parte de los esfuerzos del Gobierno para fortalecer la seguridad alimentaria y la resiliencia del sector agrario español frente a los desafíos presentes y futuros.
La apuesta del Gobierno español por la modernización de los regadíos sostenibles se alinea con los objetivos de la Unión Europea en materia de medio ambiente y desarrollo sostenible. Además, esta inversión contribuirá a fortalecer el sector agroalimentario español, promoviendo la competitividad y la innovación en el ámbito agrícola y generando oportunidades de empleo y crecimiento económico en las zonas rurales del país.
La inversión en la mejora de la sostenibilidad de los regadíos mediante el uso de aguas no convencionales no solo tiene un impacto positivo en el medio ambiente, sino que también genera importantes beneficios económicos y sociales. Al mejorar la eficiencia en el uso del agua, se reducen los costos de producción para los agricultores, lo que les permite ser más competitivos en el mercado y aumentar sus ingresos. Además, la modernización de los sistemas de riego contribuye a la creación de empleo en el sector agrícola y en industrias relacionadas, lo que impulsa el desarrollo económico y social en las zonas rurales.
La apuesta del Gobierno por la modernización de los regadíos sostenibles también implica un impulso significativo a la investigación y el desarrollo tecnológico en el ámbito agrario. Se espera que parte de la inversión destinada a estos proyectos se destine a la implementación de tecnologías innovadoras para la gestión eficiente del agua, como sistemas de riego inteligente y sensores de humedad del suelo. Estos avances tecnológicos no solo mejoran la productividad y la sostenibilidad de los cultivos, sino que también posicionan a España como líder en el uso responsable de los recursos hídricos en la agricultura a nivel internacional.
La inversión en la mejora de la sostenibilidad de los regadíos mediante aguas no convencionales es una respuesta proactiva a los desafíos climáticos que enfrenta España y el mundo en general. El cambio climático está exacerbando la escasez de agua y aumentando la frecuencia e intensidad de las sequías, lo que pone en riesgo la seguridad alimentaria y agrava la vulnerabilidad de los agricultores. Al adoptar medidas para diversificar las fuentes de agua y mejorar la eficiencia en su uso, el Gobierno español está fortaleciendo la resiliencia del sector agrario frente a los impactos del cambio climático y asegurando la disponibilidad de agua para las generaciones futuras.