Abril deja en Palencia menos de una quinta parte de la lluvia media caída durante ese mes en la última década

  • Los diez litros de precipitaciones se asemejan más a la gran sequía de 2017 (año con menos de seis litros en abril) que al promedio de ese mes desde 2012, que ronda los 57 litros
  • ASAJA-Palencia reclama a las administraciones públicas medidas que palíen los daños para el sector agropecuario a causa de una de las primaveras más secas que se recuerdan

Agronews Castilla y León

12 de mayo de 2023

Indice sequia AEMET a tres meses

Dice el refranero castellano que abril y mayo son la llave de todo el año. Bien lo saben por experiencia todos los agricultores y ganaderos de la provincia de Palencia y, por lo que respecta a este 2023, parece que la llave no termina de aparecer, de modo que el año viene cerrado para el campo, tanto para los cultivos como para los pastos, fundamentales para la cabaña provincial. Abril se ha saldado con unas escasísimas precipitaciones, que apenas llegan a una quinta parte de las que, sin ir demasiado lejos en el tiempo, se registraron en ese mismo mes a lo largo de la década anterior. El promedio de lluvia en las estaciones meteorológicas del ITACyL (Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León) en la provincia de Palencia en el mes de abril en los once años del periodo 2012-2022 se acerca a los 57 litros por metro cuadrado, aun cuando se incluye un año extremadamente seco, como fue 2017, con menos de seis litros en ese mes. El pasado abril arrojó una media de poco más de 10 litros en esas ocho estaciones, por lo que la llave pluviométrica de ese mes se sitúa bastante más cerca de la sequía de 2017 que de lo esperable en esta época del año. Teniendo en cuenta que febrero y marzo también fueron relativamente secos, la perspectiva para la agricultura es pésima, tanto en secano como en regadío, lo que también está repercutiendo ya en la ganadería, por la carestía de la materia prima para alimentar a los animales. ASAJA-Palencia reclama a las administraciones públicas sensibilidad y medidas urgentes para empezar cuanto antes a paliar los daños de una sequía que hace temer al campo palentino los mismos desastres, si no peores, que en 2017, aún reciente en la memoria.

Por su ubicación, las ocho estaciones de ITACyL sirven de termómetro para conocer la pluviometría de al menos los dos tercios más al sur de Palencia, aquellos donde la agricultura es un sector fundamental de la economía del medio rural y, en consecuencia, de otros muchos ámbitos de la economía y el empleo provinciales. En estos ocho puntos se recogieron el pasado abril como promedio 10,1 litros por metro cuadrado, con escasas diferencias entre el máximo alcanzado en Villoldo (14,7 litros) y el mínimo en Villaluenga de la Vega (7,6 litros). Las otras estaciones se sitúan en Fuentes de Nava, Herrera de Pisuerga, Lantadilla, Torquemada, Villaeles de Valdavia y Villamuriel de Cerrato.

Esos 10,1 litros suponen menos de la quinta parte (18,2%) de la media recogida los meses de abril desde 2012, asciende a 56,8 litros por metro cuadrado, una lluvia que, visto el devenir atmosférico, acaso firmarían de antemano los agricultores y ganaderos palentinos para abril todas las campañas.

Se trata, no obstante, de un mes irregular en nuestro territorio. Y así lo revelan las estaciones del ITACyL, con años en los que ese mes se superan los cien litros —más de 104 cayeron de media tanto en abril de 2016 como en el de 2020—, pero también con otros abriles ruines («Abril siempre fue ruin, al entrar, o al salir, o al medio por no mentir»), como el de 2017, que se saldó con 5,7 litros por metro cuadrado.

Por concluir con casos extremos de pluviometría reciente referidas a abril en Palencia, las estaciones de Villaeles de Valdavia y de Villaluenga de la Vega midieron más de 150 litros por metro cuadrado solo ese mes en 2020 (150,6 y 152,8 litros respectivamente). En el lado opuesto, Torquemada apenas recogió un litro por metro cuadrado en abril de 2017… pero Villaeles no midió mucho más ese mes (solo 2,7 litros); y Villaluenga ha sido el punto del ITACyL con las menores precipitaciones el pasado abril (7,6 litros).

 

LOS TEMIBLES “GEMELOS”. ASAJA-Palencia, que comparte la enorme preocupación de sus asociados y del conjunto del sector agropecuario en general, se encuentra expectante ante las medidas urgentes que deben adoptar las administraciones públicas para paliar los daños de esta sequía que va camino de al menos tutear a la de 2017, añadida a un año seco como ya fue 2022, esos “gemelos” que tanto temen los profesionales del campo.

Asimismo, nuestra organización insiste en que, además de estas medidas paliativas, las administraciones públicas (en especial, las competentes en dotar de infraestructuras hidráulicas y de regadío) han de impulsar políticas inversoras que acaben con el histórico déficit de almacenamiento de agua y regulación que padecen numerosos territorios de España, como es el caso de la provincia de Palencia. Para ASAJA-Palencia, es absolutamente contradictorio insistir en el llamado «cambio climático» y ralentizar, o incluso frenar por motivos ideológicos, las inversiones que pueden contrarrestar sus efectos en un sector tan estratégico, del que depende nuestra alimentación.

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