Turismo rural en Burgos: a la caza y captura del extranjero

Agronews Castilla y León

6 de enero de 2015

turismo

74. Es el número de turistas extranjeros que pernoctaron en alguno de los establecimientos de turismo rural de la provincia durante el mes de noviembre. Una cifra “ridícula” si tenemos en cuenta que fueron 6.739 los viajeros que nos visitaron. El turismo rural sigue viviendo del visitante nacional, pero si queremos que este negocio sea viable, necesitamos al turista extranjero. Por mucho que se diga que España es mucho más que “sol y playa”, 9 de cada 10 personas que nos visitan vienen atraídas por este único incentivo. Falta una apuesta gubernamental por vender nuestra riqueza de interior más allá de nuestras fronteras.

“Con una tasa de ocupación del 12% o 13%, estamos lejos de decir que estamos salvados”

El presidente de la Asociación de Turismo Rural (Turalbur), Francisco Hernansanz, tiene muy claros cuáles son los pasos a dar para garantizar el futuro de este negocio. Lo primero es que la economía nacional se recupere, se creen puestos de trabajo, los ciudadanos vuelvan a disponer de dinero para gastar… Lo segundo, llevar a acabo acciones de promoción del turismo rural entre los propios españoles, para que orienten parte de sus presupuestos en vacaciones y escapadas a este tipo de actividades. Y lo tercero, plantear una política estatal de promoción del turismo rural en el extranjero, vender algo más que “sol y playa”.

El necesario 25%

Si alguno de estos supuestos falla, será imposible alcanzar la tasa de ocupación que garantice la viabilidad de los establecimientos de turismo rural. Por ese motivo, Hernansanz asegura que aún están lejos de sentir la tan cacareada recuperación económica. A falta de los datos definitivos, que se conocerán a finales de mes, 2014 se ha cerrado con una tasa de ocupación de entre el 12 y el 13 por ciento, un par de puntos por encima de 2013, pero muy alejada del 25 por ciento que se necesitaría para que un negocio de estas características fuese rentable.

Se mejorado algo, sí, pero todavía queda mucho camino por andar. De ahí que los empresarios de turismo rural insistan en que se trabaje en diferentes líneas de actuación. El visitante nacional está muy bien, y sin él no se puede vivir, pero hay que abrirse al turista extranjero. No es lógico que el 90 por ciento de los viajeros de interior sigan siendo españoles, insiste el presidente de Turalbur. España debe comenzar a vender algo más que “sol y playa”, y de manera efectiva, porque desde una provincia o una comunidad autónoma es imposible hacerlo. Se requiere de una estrategia estatal y aún estamos en mantillas.

Peligro de desaparición

“Mejorar en el ámbito internacional, pero sin descuidar al turismo nacional”

Pero este no es el único asunto que preocupa en Turalbur. Pendientes están también de la aplicación del nuevo decreto de turismo rural, aprobado por la Junta de Castilla y León el 2 de marzo del pasado año. Los establecimientos cuentan con un año, hasta el 3 de marzo de 2014, para actualizar toda la documentación relacionada con su actividad económica, presentado las declaraciones responsables y las autoevaluaciones para adaptarse a la nueva categorización: de espigas a estrellas. Todos aquellos que no hayan cumplido con el trámite llegada esa fecha deberán darse de baja o, de lo contrario, operará de manera ilegal.

El problema estriba en que, en el último recuento realizado, sólo un 20 por ciento de los establecimientos habían presentado la documentación. Francisco Hernansanz espera que, de aquí a marzo, el resto se anime y cumpla con el trámite. Un trámite que, por ciento, no es nada complicado, salvo en los casos de los centros de turismo rural, que deben sufrir una pequeña modificación. Información ha habido suficiente, insiste el presidente de Turalbur, puesto que tanto la Junta como la asociación han realizado jornadas formativas y, en el caso de esta última, existe asesoramiento particular.

Se calcula que la provincia cuenta con alrededor de 400 establecimientos de turismo rural, ya se verá cuántos quedan tras la aplicación del decreto. Un decreto que, de nuevo, Hernansanz vuelve a criticar. El paso de espigas a estrellas sigue sin convencer al sector, sobre todo porque los criterios de evaluación son diferentes, primándose la cantidad frente a la calidad: a más equipamiento y recursos, mejor nota, sin valorar su calidad. El miedo de los propietarios reside en que los clientes se confundan, e intenten equiparar los establecimientos de turismo rural a los hoteles, cuando ni servicios ni obligaciones son los mismos.

Patricia Carro – www.burgosconecta.es



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