«¿Será la calidad, nuestra razón de ser?» Josep Erra, Cooperativas Agro-alimentarias de España

Agronews Castilla y León

8 de julio de 2015

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En los últimos años, las cooperativas ganaderas hemos luchado titánicamente para mantenernos competitivas en el mercado. Viendo como otros modelos de producción disfrutaban de unos costes[[{«fid»:»19564″,»view_mode»:»media_original»,»type»:»media»,»attributes»:{«height»:225,»width»:300,»style»:»width: 250px; height: 188px; border-width: 6px; border-style: solid; margin: 6px; float: right;»,»alt»:»Josep Erra, responsable sectorial de Piensos de Cooperativas Agro-alimentarias de España»,»title»:»Josep Erra, responsable sectorial de Piensos de Cooperativas Agro-alimentarias de España»,»class»:»media-element file-media-original»}}]] inferiores, hemos aplicado soluciones imaginativas para ganar eficiencia y poder ajustar unos márgenes que, desgraciadamente, han sido negativos en periodos que se nos han hecho demasiado largos.

En este proceso, hemos sido muy cuidadosos con la productividad, la alimentación y la sanidad, sin olvidar la aplicación del bienestar animal. Mientras tanto, aspectos ligados a la calidad han quedado en segundo plano hasta que nos hemos dado cuenta de que tenemos razones de sobra para prestar atención.

Quizás es osado afirmar que nos encontramos en un punto de inflexión, pero sí que se está dando un replanteo de hacia dónde debe ir nuestra producción y sabemos qué es lo que no queremos: que la carne, uno de los ejes de nuestra alimentación, pueda convertirse en un commodity. Los productos de origen animal deben ser extremadamente valorados porque constituyen nuestra principal fuente de proteína, suponen un tesoro para el crecimiento y forman parte de cualquier dieta equilibrada.

En el caso de la carne de cerdo, por ejemplo, cada día hay más profesionales que afortunadamente la valoran, desde carniceros a chefs. Razas como el Duroc o el Berkshire se están implantando en la producción para satisfacer las nuevas necesidades del consumidor.

Cada etapa de la cadena de suministro es clave para lograr un producto de buen sabor y textura, y por ello es necesario desarrollar un enfoque múltiple para asegurar el éxito. Somos conscientes de que queda mucho camino por recorrer y que un bistec de la mejor genética puede convertirse incomestible si el producto no se ha cocinado correctamente o si hay un fallo en algún punto de la línea de producción.

Si ganaderos, procesadores y minoristas aprendemos a optimizar la calidad y el sabor de la carne, estoy seguro de que también haremos más partícipe al consumidor y todos saldremos ganando.

La ventaja cooperativa

Las cooperativas nos encontramos en una situación privilegiada para dar respuesta a esta demanda, ya que cubrimos todo el proceso. Controlamos la alimentación, la cría y el engorde, e incluso algunos llegamos directamente al consumidor.

Esto supone una gran ventaja respecto a otros modelos productivos. Además, en nuestro caso, el ganadero que cuida de los animales es el propietario y, por tanto, el primer interesado en que los animales disfruten del bienestar que necesitan y en el que no se origine ninguna falla en el procedimiento.

Aun así, todavía hay camino por recorrer. Es necesario que el esfuerzo del productor se vea recompensado, y es aquí donde nos topamos con que la calidad puede convertirse en un concepto demasiado subjetivo. Desde el momento en que invertimos para su mejora, lo que queremos es que el valor añadido obtenido se pueda cuantificar y esto se puede materializar con la evaluación de diferentes parámetros que inciden, como la genética, el sexo, el peso al sacrificio, el porcentaje de carnes exudativas, el pH o el color.

En este nuevo escenario, las cooperativas apostaremos firmemente para conseguir un producto que el cliente sabrá valorar y, junto con la calidad, hay vinculados conceptos como innovación, tradición, proximidad, sostenibilidad y trabajo cooperativo.

Josep Erra, responsable sectorial de Piensos de Cooperativas Agro-alimentarias de España



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