Según Fenacore el consumo de agua para riego se ha reducido un 25% en los últimos 15 años

Agronews Castilla y León

20 de marzo de 2014

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Los regantes consiguieron reducir en cerca del 25% el consumo de agua para riego en los últimos quince años, al pasar de una demanda para uso agrario superior al 80% en 1999 a aproximadamente un 63% en la actualidad, según los últimos datos de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (FENACORE )hechos públicos con motivo del Día Mundial del Agua que se celebra el próximo sábado, 22 de marzo, y que en esta ocasión estará centrado en el binomio agua-energía

La Federación atribuye este descenso al profundo proceso de transformación de regadíos que han llevado a cabo los agricultores en estos últimos años, con la modernización de los tradicionales sistemas de riego por gravedad, de coste energético casi nulo, a los nuevos mecanismos de riego por presión que, aunque demandan más energía, permiten ahorrar hasta un 20% de agua.

De esta forma, el regadío localizado, el riego por goteo, -presente ya en más del 48% de la superficie regable española, supone un giro de 180 grados a la hora de gestionar un recurso tan escaso como el agua, al representar en términos de volumen una reducción de más de 1.200 hectómetros cúbicos anuales de agua con los que se podrían llenar 1.200 estadios de la dimensión del Santiago Bernabéu.

Por este motivo, Fenacore considera un tanto paradójico que el Ejecutivo «premie» la inversión de más de 6.000 millones de euros realizados hasta la fecha en modernización con una subida eléctrica de más de un 90% desde 2008, en la que los costes fijos –que deben pagar utilicen o no el servicio- se ha disparado en más de un 1.000%. Sólo la última reforma energética –conocida ya como el tarifazo– supuso un sobrecoste de 100 millones de euros anuales en la factura de la luz de los regantes.

En la actualidad, la luz representa el 40% de los costes del agua, lo que hace inviable el regadío a pesar de ser el garante de los alimentos básicos. De hecho, organismos internacionales como la FAO insisten en la necesidad de aumentar su producción más de un 40% antes del año 2030 y más de un 70% antes de 2050, argumentando que en un contexto con cada vez menos agua y tierra per capita estos cultivos producen cinco veces más que los de secano. De hecho, aunque ocupan sólo el 15% de la extensión total son responsables del 60% de la producción final agraria.



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