Plásticos Agroindustriales Castilla: «El envasado en hortícolas vende, es una elección clave para el cliente cuando debe elegir entre dos productos que no conoce»

Agronews Castilla y León

18 de marzo de 2018

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Están en el día a día de todos. En supermercados, mercados convencionales en cualquier puesto de productos agroalimentarios los envases ocupan una parte de esos estantes en los que se conservan frutas, verduras y hortalizas -entre otros productos-. Un proceso, el del envasado, que conoce de cerca Sara Velasco una de las responsables de Plásticos Agroindustriales de Castilla, Agroplásticas, empresa ubicada en la segoviana localidad de Cuéllar.

Allí nació hace más de treinta años un negocio familiar que pasó de tener dos trabajadores en 1985 a los más de 15 actuales: “La actividad comenzó en el primer trimestre de 1986 y desde un principio quisimos dar soluciones al envasado, sobre todo en una zona donde se envasa la mayor parte de zanahorias y patatas de España” comenta. De hecho asegura que la principal cartera de clientes está en un radio de unos 60 kilómetros, aunque ofrecen productos más allá de este lugar y exportan a otras ciudades y a países como Portugal o Grecia.

En esa fábrica en continua modernización se trabaja con más de la mitad de la producción destinada a la zanahoria donde se envasan los manojos, con la producción de cubresacas o cubrepalets, además de bandas de patata y sacos de raschel dedicados a éste y otros productos hortofrutícolas. Todo gracias a la producción del envase flexible de polietileno y polipropileno -un envase más transparente y blando éste primero frente al duro y cristalino polipropileno- : “Al iniciar nuestra actividad el envase era manual, solo se realizaba la impresión y corte de bolsas” asegura.

Los cambios

No es hasta mediados de los 90 cuando se produce el “gran salto” en calidad a través de la incorporación de máquinas extrusoras de plástico que generaban el “film” de polietileno, permitiéndoles desarrollar un material con los requisitos que les solicitan sus clientes -en función de espesura del plástico, etc-. Eso les permite, además agilizar los tiempos de entrega: “El cliente confía en que no va a tener rotura de stock y, si alguno se queda sin una referencia, nosotros podemos parar nuestra impresión según salen las bobinas de la máquina y tenerlo en un tiempo de entrega de unas horas” explica.

«Las modificaciones reglamentarias han sido posteriores, el mercado siempre ha ido por delante»

Modernización que les pide las normativas europeas, aquellas que dan el visto bueno o no a los productos de calidad, y que cada vez intentan ajustarse a unos estándares de calidad y de respeto al Medio Ambiente. Aunque eso sí, reconoce que en ese aspecto, el mercado ha ido por delante de las exigencias: “En un primer momento cuando se anuncia el reglamento 10/2011 que regula el uso alimentario del plástico, en los productos hortícolas enteros -sin pelar- no existía un simulante para realizar los análisis de migración, hasta el año 2017 no se ha introducido esa modificación que nosotros ya realizábamos previamente” asegura. La actual modificación además incluye la prohibición de compuestos como el bisfenol A, a fin de cumplir con criterios medioambientales.

EN DOS DATOS

  • Trabajan con unas 250 referencias diferentes.
  • Producen unas 600 toneladas de polietileno y unas 120 de polipropileno.

Aun así, Sara reconoce que en la sociedad actual existe un “sobre envasado” de los productos que ya están envasados al vació y que, para cumplir con las exigencias del cliente, se les envuelve en otro envase de polipropileno: “No sé si seremos capaces de cambiar ese concepto como ya ocurre con las bolsas de plástico a la hora de hacer la compra y que ya sabemos lo que causa, la cantidad de plástico que va a parar al mar, pero a día de hoy y cuando se trata de elegir entre dos productos que no se conocen, el envase vende” matiza.

El futuro

Adelanta que la empresa sigue ampliando sus instalaciones y en estos momentos se encuentran en adquisición de nuevos terrenos en la zona donde se incluirán todas las medidas de seguridad que no afecten al entorno en el que se ubican -ya que usan, entre otros productos, disolventes-. Aún así, los almacenes están deslocalizados para que, ante cualquier eventualidad como un incendio, puedan dar respuesta rápida y solo se produzcan daños en ese lugar sin extenderse a otras áreas.

Además se encuentran en plena adquisición de una coextrusora para poder fabricar una estructura tricapa que permita bajar el grosor del producto y éste pese menos: “Estamos pendientes de adquirir una dominadora para que se pueda cumplir con los requisitos de los propios termos plásticos”. Eso les permitiría, dice, duplicar la producción y cumplir con las demandas que los clientes les siguen realizando. Un buen síntoma de que la actividad se siga manteniendo en la zona, en la provincia, en la comunidad. La máquinaria, por tanto, sigue funcionando.

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