Los regantes piden a Bruselas terminar con la parálisis hidráulica para hacer frente al cambio climático en toda Europa

Agronews Castilla y León

23 de marzo de 2017

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El presidente de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (FENACORE) y de la Comunidad Euromediterránea de Regantes (EIC), Andrés del Campo, elevó hoy a la presidencia de la UE la necesidad de terminar con la parálisis hidráulica existente y avanzar en obras de regulación como vía para hacer frente a los efectos del cambio climático que se están haciendo notar ya incluso en el norte de Europa. Cada año la temperatura media aumenta a un ritmo de casi un grado.

Del Campo –que hizo estas declaraciones durante su intervención en la Asamblea General de la Red de Mediterránea de Organismos de Cuenca (REMOC) celebrado en Malta, presidenta de turno del Consejo de la UE- afirmó que Bruselas debe ser más liberal a la hora de plantear la construcción de nuevas infraestructuras, evitando caer en un fundamentalismo ecologista que, en ocasiones, prima sobre criterios sociales y económicos, obstruyendo las garantías de agua tanto para usuarios (regantes) como para consumidores.

En este sentido, si bien defendió como es lógico la orientación de la normativa europea –Directiva Marco de Agua- hacia la preservación del medio ambiente, abogó por introducir una cierta flexibilidad en la interpretación del principio de no deterioro para poder avanzar de manera sostenible en la construcción de estas obras de regulación, en un momento en el que el calentamiento global no sólo reduce la frecuencia de precipitaciones sino que eleva la temperatura media, lo que implica un aumento del consumo que exige incrementar las reservas de agua.

De esta forma, recordó que a pesar de que Europa cuenta con una regulación natural que le permite disponer del 40% de los recursos naturales, deberá seguir construyendo obras hidráulicas para aumentar la garantía de agua, máxime cuando el cambio climático elevó la temperatura media global en casi un grado (+0,86º C) en 2016 y se espera que siga subiendo en la misma proporción para este ejercicio.

En España, por su parte, este porcentaje de regulación sólo alcanzaría el 8% si no existiesen obras de regulación, gracias a las que a día de hoy es posible aprovechar alrededor del 45% de la pluviometría. Además, advirtió que sin ellas no podrían vivir más de cuatro millones de personas en España durante la época estival considerando los ratios actuales de consumo, mientras que gracias a estas infraestructuras vive una población flotante de más 70 millones de personas, incluyendo a los turistas.

De esta manera, aunque resulte una medida impopular entre determinados sectores, avanzar en estas infraestructuras producirá un doble efecto: evitar los daños producidos por las lluvias –que aunque espaciadas en el tiempo se volverán más torrenciales- y disponer de agua en los periodos de sequía, minimizando las pérdidas económicas del calentamiento global en las regiones que viven de la agricultura de regadío.

Garantizar la viabilidad de los regadíos modernizados

Fenacore recordó que este tipo de obras es especialmente necesaria en aquellos países que han hecho un mayor esfuerzo económico en modernización de regadíos para producir más con menos agua. Aquí España se sitúa como un referente europeo, al tener cerca de las tres cuartas partes de su extensión dotada con sistemas eficientes, cuando la media no llega al 40%.

Según del Campo, “en un momento en el que organismos internacionales como la FAO advierten de la necesidad de aumentar la producción más de un 40% antes del año 2030 y más de un 70% antes de 2050, hay que ser conscientes de que esta demanda sólo podrá atenderse con el regadío porque estos cultivos producen cinco veces más que los de secano. De ahí la importancia de asegurar la continuidad de los regadíos modernizados garantizando que tengan agua para poder regar”.



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