Los regantes de Barrios de Luna y Villameca, en León, pedirán hoy a la CHD bajar la reserva de agua a final de campaña

Agronews Castilla y León

4 de agosto de 2017

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Las predicciones meteorológicas para las próximas dos semanas anuncian calor y ninguna lluvia en la provincia de León y los embalses están en una situación, cada día más crítica, acumulan 369 hectómetros cúbicos de agua, de los 1.269 que tienen de capacidad total, o lo que es lo mismo, el 28,5% de su capacidad, 40 puntos menos que hace un año y más de 30 que la media de la última década. De los cuatro pantanos (Riaño, Villameca, Barrios de Luna y Porma), el de Barrios de Luna es el que presenta peores datos, está al 21% de su capacidad y eso ha llevado a situaciones límite y a algún agricultor, disconforme con el reparto de agua, a tomarse la justicia por su mano y romper los candados para poder abrir compuertas y tener el agua que no le corresponde en la comunidad de regantes del Páramo Alto. Así las cosas, el sindicato central del Embalse de Barrios de Luna, que agrupa a las comunidades de regantes que se abastecen de Barrios de Luna y de Villameca, va a pedir hoy en la Comisión Extraordinaria de Desembalse de la Confederación Hidrográfica del Duero, que se rebaje aún más el resguardo final de los embalses, en concreto en Villameca van a pedir que se baje de 2.5 hectómetros cúbicos a dos, con los que consideran es “más que suficiente para el abastecimiento de la localidad de Astorga”. En el caso de Barrios de Luna, según explica Ángel González Quintanilla, el presidente del sindicato “se había fijado un tope de agua de 15 hectómetros cúbicos para finales de septiembre y de 23 para finales de agosto”, lo que van a pedir es que esos 23 se rebajen a 21, para ganar dos hectómetros cúbicos de agua “y ver si con eso alguna comunidad que esté pillada por uno o dos días de agua, se le pueda auxiliar para que pueda terminar el tercer riego”.

Agua para 10 días más

En cualquier caso, el agua no llegará más allá de mediados de agosto, unas comunidades terminarán antes y otras después y no se podrán dar más de tres riegos, cuando lo normal son cinco. Unos riegos que, además, incide González Quintanilla, se han dado con intervalos de 20 y 21 días. Cada agricultor ha contado con 3.800 metros cúbicos de agua por hectárea y año, cuando llegan al 90% se les informa por carta “para que vayan ajustado porque se acaba el recurso”.

El resultado final de la campaña dependerá de la meteorología desde mediados de agosto, “si llueve, los cultivos podrán salir adelante, si no, las pérdidas pueden ser astronómicas”, de momento no han hecho cálculos porque “es prematuro”, pero no hay duda de que si no llueve “las pérdidas serán muy grandes”.

Los agricultores conocían al inicio de campaña la mala situación de los embalses, recuerda González Quinanilla, y por eso este año se ha sembrado mucho trigo, pero “la primavera no ayudo y hubo que regar con agua del embalse” y también hay muchos que se han decantado por el girasol y la alubia.

Sobre los conflictos surgidos por el uso del agua entre los regantes que tienen sus fincas modernizadas y los que riegan por inundación, en el Páramo Alto, González Quinanilla recuerda que esta comunidad cuenta con 17.000 hectáreas que se han ido modernizando por sectores, “los que no están modernizados es porque están a la espera y han sido solidarios y pagan también los costes de la modernización, aunque aún no les haya llegado”. A día de hoy dice que las aguas están “apaciguadas”, pero habrá que ver cómo siguen “cuando llegue el momento del corte de agua y a cada uno se le haga un día diferente, cuando un agricultor ve que su cosecha se le va, que ha hecho inversiones y no va a conseguir nada el nerviosismo es mucho”.



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