La renta agraria en desventaja: un 40% menor que la de una zona urbana del mismo entorno, según Fenacore

Agronews Castilla y León

24 de octubre de 2016

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El presidente de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (FENACORE) y presidente de la Comunidad Euromediterránea de Regantes (EIC), Andrés del Campo, recordó hoy en Europa que la renta agrícola es un 40% menor que la de sectores como el industrial o el servicios, por lo que es necesario un marco económico y político, capaz de garantizar la continuidad y estabilidad del sector agrario.

Del Campo –que participó en Croacia en una reunión de trabajo para el intercambio de conocimientos sobre gestión de regadíos organizada por Fenacore y el Ministerio de Agricultura de la península balcánica- advirtió que esta falta de rentabilidad está convirtiendo el envejecimiento de la población rural en un problema crónico para la agricultura. De hecho, los agricultores menores de 35 años tan sólo representen el 8% de los trabajadores del campo en toda Europa.

Precisamente, esta falta de relevo generacional puede desembocar en el abandono de las explotaciones agrarias, en un momento en el que Europa debe convertirse en la huerta del mundo al disfrutar de tierras cultivables que pueden abastecer a los países menos desarrollados; pues, según la FAO, hay que elevar la producción de alimentos en un 40% antes de 2030 y en un 70% antes de 2050 para atender la demanda de una población creciente, donde se contabilizan ya más de 800 millones de personas desnutridas.

En opinión de Fenacore, este aumento de la producción sólo será posible a través del regadío que, aunque sólo representa el 15% de la superficie agraria útil, aporta el 60% de la producción final, ya que produce hasta seis veces más que el secano.

Ante esta coyuntura, Fenacore defendió la Política Agraria Común (PAC) como la herramienta capaz de equilibrar la renta agrícola con la de los entornos urbanos, de manera que se ponga freno a las condiciones de precariedad que se viven en el campo como consecuencia de que aunque producen con costes de 2016, se ven obligados a vender sus productos a precios de los años 90 para facilitar a la población mundial el acceso a alimentos de primera necesidad.

Según Del Campo, “pese a que en términos absolutos la PAC ronde los 55.000 millones de euros al año, ciertamente se está hablando de una cantidad modesta, que cuesta dos euros a la semana a cada ciudadano europeo, por lo que no se puede concluir que estas ayudas salgan caras, máxime cuando permiten garantizar a los mercados internacionales el suministro de alimentos básicos a precios competitivos”.



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