La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) ha completado su evaluación de la segunda generación de la patata modificada genéticamente Innate, dándole el visto bueno para su comercialización.
La FDA concluye que éstas “no son sustancialmente diferentes en su composición y seguridad a la de cualquier otra patata o alimentos derivados que se encuentran actualmente en el mercado”.
Esta segunda generación de patatas Innate ofrece cuatro beneficios clave para las productores de patatas, procesadores y consumidores: no se ennegrece con los golpes durante su proceso de transporte y manipulación; resistencia al tizón tardío; impide la producción de asparagina, compuesto que se convierte en acrilamida cuando la patata alcanza altas temperaturas al freírse; mayor capacidad de almacenamiento en frío.
