La exportación española de frutas y hortalizas frescas hasta julio creció un 2% en volumen y un 5% en valor con relación al mismo periodo del año anterior, totalizando 7,7 millones de toneladas y 8.249 millones de euros, según los últimos datos de la Dirección General de Aduanas, procesados por FEPEX.
La exportación de hortalizas hasta julio se situó en 3,2 millones de toneladas, un 4% menos que en el mismo periodo de 2016, mientras que el valor creció un 6% ascendiendo a 3.521 millones de euros. Se redujeron un 12% los envíos de la principal hortaliza vendida: el tomate, situándose en 550.934 toneladas, mientras que el valor subió un 11%, totalizando 679 millones de euros. También se redujeron los volúmenes de coles, con un 3% menos y 334.669 toneladas, de pepino, con un 3% menos y 326.907 toneladas y de calabacín, con un 2,5% menos y 207.082 toneladas, mientras que el valor creció en los tres casos, un 6% en el caso de las coles, con 356 millones de euros, un 27% en el caso del pepino con 331 millones de euros, y en un 35% en el caso del calabacín con 203 millones de euros.
En el caso de la lechuga, segunda hortaliza exportada en este periodo creció el volumen, un 2%, totalizando 487.597 toneladas y el valor se estabilizó, con 441 millones de euros. También destacan las ventas de pimiento con 431.533 toneladas (+2%) y 644 millones de euros (+6%).
La exportación de frutas en los siete primeros meses del año creció un 7% en volumen, situándose en 4,5 millones de toneladas y un 4% en valor, con 4.727 millones de euros. Crece naranja, limón, así como sandía, con 579.544 toneladas (+8%) y melón, con 307.353 toneladas (+5%). Destaca también la exportación de fruta de hueso, como el melocotón, con 248.459 toneladas (+20%) y la nectarina, con 269.500 toneladas (+23%), así como los frutos rojos, con 44.446 toneladas en el caso del arándano (+32%) y 35.068 toneladas (+26%) en frambuesa.
Para FEPEX es preocupante la fuerte disparidad existente en el comportamiento de la exportación en volumen y en valor de algunos productos, lo que puede reflejar la existencia de desequilibrios entre oferta y demanda y la necesidad de adaptar medidas que permitan ajustar esa oferta y demanda, en un contexto de creciente globalización del mercado comunitario.
