La pasada madrugada el lobo volvió a dejar su rastro en la comarca de Vitigudino, en este caso en una explotación de ovino de Olmedo de Camaces, propiedad de Sebastián Arroyo. El saldo, cuatro corderos y una oveja muerta, según manifestaron varios vecinos a este diario.
Este es el último ataque del cánido tras que hace unos días se registrara otro más en Bañobárez, con dos ovejas muertas y varias heridas. También, hace diez días, acababa con 11 ovejas en Ahigal de los Aceiteros. Según algunos vecinos de Olmedo, debido a las lluvias de la tarde anterior, las huellas del lobo podían apreciarse en el camino próximo a la parcela, situada a unos 80 metros del casco urbano “y con un corral lleno de perros” en las inmediaciones, además de apreciarse cómo el cánido persiguió a una manada de vacas en una parcela situada en el pataje conocido como El Sierro, próxima al pueblo.
Este ataque en Olmedo de Camaces parece indicar que tras las ‘guardias’ y medidas adoptadas por los ganaderos de Bañobárez, localidad colindante, el lobo se ha desplazado de nuevo en busca de alimento fácil –como le dicta su instinto–, pues cabe precisar que en estos terrenos habitan importantes poblaciones de jabalí y corzo, pero el lobo, como cualquier animal salvaje, busca realizar el mínimo esfuerzo para obtener alimento y ahorrar así energías, y una vez que la experiencia le resulta positiva, sus ataques sobre el ganado se vuelven más frecuentes.
Los ganaderos de esta zona están al borde de la desesperación, pues ni los vallados, ni los perros son impedimento alguno para ahuyentar al depredador ante la presencia de ganado, por lo que muchos están optando por recoger el ganado de noche en las naves en lugar de dejarlo pastando en parcelas sobre las que han realizado fuertes inversiones para su adquisición y vallado, incluso muchos de ellos han decidido pasar noche en sus vehículos, una situación que no van a soportar por mucho tiempo.
Miguel Corral – www.salamancartvaldia.es
