El INTIA publica el informe “Estructura y Sistemas de Alimentación de las Explotaciones Lecheras de Galicia, Cornisa Cantábrica y Navarra”

Agronews Castilla y León

25 de junio de 2017

leche cordoba

El INTIA, Intituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria, publica el informe “Estructura y Sistemas de Alimentación de las Explotaciones Lecheras de Galicia, Cornisa Cantábrica y Navarra”

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En el citado informe se analizan los resultados de una encuesta realizada entre los años 2013 y 2014 a un total de 461 explotaciones de leche de vacuno de las comunidades de Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco y Navarra, elegidas mediante muestreo aleatorio estratificado, donde se estudiaron las características de su sistema productivo, modelos de alimentación y las perspectivas de futuro a medio plazo, siendo proyectados los resultados al conjunto de explotaciones de la zona Norte.

Las explotaciones más pequeñas constituían el 60% del total de las granjas, gestionaban el 37% de la superficie agraria útil (SAU) y eran responsables del 20% de la producción de la zona Norte. Como medias de los estratos, la productividad de leche por hectárea se situaba entre las 3,6 y las 8,8 toneladas.

La mayor parte de la SAU de la explotación (del 61,5 al 76,5%) era propiedad de la persona titular y entre el 27,3 al 11,7% estaba arrendada. La hierba de prados y praderas ocupaba más del 80% de la SAU, siendo el resto cultivos anuales. Más del 85% de las explotaciones utilizaban la hierba fresca en la alimentación de las vacas en lactación, fundamentalmente como pastoreo y algo menos del 75% dependían del ensilado de hierba como principal forraje conservado, con un consumo de concentrado por debajo del 30% de la materia seca de la ración.

Estas explotaciones mostraron una elevada intención deabandono de la producción de leche, oscilando en el intervalo 30-60% dependiendo del tamaño y menos del 20% de las granjas que pretendían abandonar o cuyo titular tenía
más de 55 años tenían la sucesión asegurada.

En el extremo opuesto, las explotaciones de los dos últimos estratos, con más de 325 toneladas anuales de leche, ocupaban una superficie de tamaño semejante a la del grupo anterior (37% de la SAU total de la zona), representaban el 20% del total de las granjas y producían el 60% de la leche, con una alta productividad de entre 14,3 y 19,7 toneladas de leche por hectárea.

La proporción de SAU en propiedad era del 53,6 al 43,3% y la arrendada del 38,1 al 48,5%. Los cultivos anuales representaban el 40-50% de la SAU, predominando la rotación intensiva de dos cultivos por año con raigrás italiano como
cultivo de invierno y maíz forrajero como cultivo de verano. La utilización de la hierba fresca en la alimentación de las vacas en lactación era poco frecuente y en más del 70% de las explotaciones los ensilados de maíz y de hierba constituían la base forrajera de la dieta, donde el concentrado representaba el 40-42% de la materia seca total. La ración diaria era ofrecida mayoritariamente como mezclas completas al ganado, que permanecía estabulado a lo largo del año. La intención de permanencia en el sector era mayoritaria, con menos del 5-9% de explotaciones con deseo de abandonar, teniendo estas granjas la sucesión asegurada en casi el 60% de los casos.

Aproximadamente el 35% de las explotaciones deseaban aumentar la producción y contaban entre sus planes de futuro el aumento de la SAU y la mejora del manejo, como opciones mayoritarias.

Las características de las explotaciones con una producción entre 175 y 325 toneladas eran intermedias a las descritas anteriormente, mostrando un 87% de las granjas su deseo de permanecer activas en la producción de leche.

A partir de las intenciones de futuro expresadas por las personas titulares de las explotaciones se pone de manifiesto que el número de explotaciones se reduciría fundamentalmente en los estratos inferiores, mientras que las explotaciones de más de 175 mil kg de leche constituirían el núcleo principal con intención de permanencia en el sector. En este grupo de explotaciones era minoritaria la opción de reducir la producción a través de la disminución del número de vacas, prefiriendo la reducción en el uso de concentrado junto con la ampliación de la base territorial.

A este respecto parece necesario reforzar el papel de las administraciones públicas en la dinamización del mercado de tierras a través del fomento del arrendamiento.

Además de la necesidad de consolidar las fortalezas de los sistemas de producción ligadas a la utilización eficiente de forrajes producidos en la explotación para la alimentación del ganado, debe considerarse que la asignación de los derechos de pago básico de la PAC, está referido a la superficie de la explotación y que, dado el proceso de convergencia de los pagos unitarios regionalizados, esto podría ser causa de que las explotaciones más intensivas, con menos base territorial, viesen en un futuro considerablemente mermados sus ingresos por esta vía.

La medida en la cual la superficie que sea liberada por lasexplotaciones que abandonan pueda servir para ampliar la de las explotaciones lecheras que permanecen en el sector se considera un elemento clave para la sostenibilidad de esta actividad productiva en la zona Norte.



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