Dos nuevas joyas del turismo rural de Burgos: Rebolledo de la Torre y Las Loras, los vigías del noroeste

Agronews Castilla y León

14 de septiembre de 2014

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La comarca que rodea y abraza a Peña Amaya y Peña Ulaña y se adentra hacia el norte de Palencia es una de las menos conocidas de la provincia. Sus pueblos son pequeños, aldeas más bien. Y a pesar de ello, desde el punto de vista artístico, natural y agrícola es uno de los enclaves más privilegiados del norte de la Península. Rebolledo de la Torre y su comarca está situado en el extremo noroccidental de la provincia de Burgos, cerca del límite con la de Palencia. El acceso desde Aguilar (desde donde dista tan solo 21 kilómetros) se realiza por la N-611, tomando a 15 kilómetros al sur, un desvío hacia la izquierda.

Desde el norte por la autovía Palencia Santander y desde Burgos por Villadiego y Humada. Albacastro, Castrecías, La Rebolleda, Valtierra de Albacastro y Villela son sus pedanías. Son pequeñas aldeas que viven de la tierra y del turismo rural. Es tierra de patatas de buenas patatas de siembra y de joyas del arte románico. En el accesos desde Villadiego es necesario contemplar las Loras, una paraje que encañona el valle que encierra a los tres pueblos norteños: Fuenteodra, Humada y Rebolledo Traspeña. Traspasar el portillo acerca al viajero a Rebolledo de la Torre, otra joya en la que se dan la mano el románico y la naturaleza.

Las vistas de Peña Amaya y Peña Ulaña son espectaculares. Pero la del mismo pueblo también lo es. Rebolledo destaca por dos monumentos. Su iglesia parroquial y la torre que le da su apellido. El templo se sitúa en el extremo más al norte del pueblo y en un punto elevado, con la sierra y Peña Amaya como sugerente fondo. La presencia de la torre, la iglesia de San Juan y Santa Basilisa con su extraordinario pórtico y la cercana casa del cura, tardo gótica, hacen de Rebolledo uno de los rincones burgaleses donde más atractivo y presente se hace nuestro pasado medieval. El castillo data de los siglos XIII y XIV. Perteneció en su día a la familia de los Lasso de la Vega, consta de una torre desmochada y de una cerca exterior poligonal rodeada de un foso. Fue declarado Monumento Nacional el día 5 de mayo de 1949.

Traspeña y las Loras

El verano se vuelve agreste y dulce al mismo tiempo en la comarca de Peña Amaya. Los rayos del sol poniente juegan entre los riscos planos del techo del pico. En la falda norte de la montaña, resguardos por esa fortaleza de piedra y el monte que los separa del Valle de Valdelucio y Las Loras, duermen, casi despoblados Rebolledo Traspeña, Fuenteodra y Humada. Pequeñas aldeas que en verano se llena de vida, pero que en el invierno endurecen aún más la soledad de quien vive todo el año, por el frío y la soledad.

Amaya

Peña Amaya es la referencia de esta parte norte de Burgos. BC

A lo largo de la historia de la esta zona de entrada a la Castilla románica ha sido un estratégico punto desde la época prerromana hasta la actualidad pasando por la Reconquista. Desde la peña El Castillo, una acrópolis natural asediada por las tropas del emperador Augusto o la capital o Amaya Patricia, que sufrió las acometidas y luchas entre cristianos y musulmanes.
La Peña Amaya ofrece una vegetación con aroma de tomillo y aliagas, de manzanilla y brezo. Es suave en las formas, pero agreste y fría en su interior. Los inviernos heladores han modelado su figura de fina estampa; los vientos fríos del norte han rapado su vegetación al ras del suelo y el calor de los veranos secos ha permitido ver en su esplendor la caliza rala de su altura.
Peña Amaya se deja ver desde cualquier punto del noroeste de la provincia. La distancia engaña y cuando parece que uno la puede tocar con la punta de los dedos, se desvanece. Un lugar que encierra misterios que podremos desvelar más adelante.

Ulaña

Peña Ulaña observa a Amaya desafiante, altiva… mira desde enfrente porque sus crestas la envalentonan. Sus formaciones sinclinales son espadas afiladas; el monte abrupto es el contrapunto de las llanuras sobre las que se configura Peña Amaya.

Ulaña es un mirador natural del norte ya que desde allí se pueden ver las 9 Loras: A saber… Carrascal, Pinza, Tuerces, Rebolledo de la Torre, Albacastro, Villela, Cuevas de Amaya, Barriolucio y, cómo no, la reina del lugar: Peña Amaya.
Y llega el final del verano y con el casi el invierno. Eso sí, la sinfonía de colores del monte y de los sonido de la Yeguamea, nacedero del Odra, merecerá la pena ser visitado.

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