Consecuencias de la aplicación del «greening» en España: merma el monocultivo mientras ganan terreno leguminosas, proteaginosas, partos permanentes y barbechos

Agronews Castilla y León

16 de julio de 2018

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En el día de hoy, 16 de julio, el Fondo Español de Garantía Agraria, FEGA, ha publicado un informe sobre la aplicación del “Greening” o “Pago Verde” durante la campaña 2017.

Una de las principales conclusiones alcanzadas hace referencia a que, el trienio de aplicación del pago para prácticas agrícolas beneficiosas para el clima y el medio ambiente o pago verde en España, continúa demostrando el avance positivo en términos medioambientales, habiéndose consolidado en 2017 los efectos verificados del primer año de aplicación de esta ayuda, pues sigue aumentando la superficie de leguminosas, proteaginosas y oleaginosas al igual que aumenta ligeramente la superficie declarada de barbecho.

Continúa observándose en 2017 una evolución interesante respecto de la diversificación de cultivos, de lo que se deriva un avance en términos de biodiversidad y de la mejora del suelo, pues se ha determinado que el monocultivo, notablemente existente en 2014, ha evolucionado hacia una mayor diversificación de explotaciones con un mayor número de cultivos. Así, por ejemplo, el 14 % de las explotaciones sujetas a diversificación, en 2014, tenían 1 cultivo, cifra que se ha visto reducida en más de la mitad (hasta el 5 %) en el año 2017; igualmente, el número de dichas explotaciones que en 2014 tenían 2 cultivos, se ha reducido desde el 25 % hasta el 11 % en el año 2017. Por el contrario, se ha incrementado el número de explotaciones que en 2014 tenían 3 o más cultivos de un 61 % a un 85 % en 2017, en comparación con las explotaciones de un solo cultivo que siguen en descenso cada campaña con el objeto de cumplir con la diversificación.

En valores totales, destacar que en 2014, dentro de las explotaciones que debían cumplir esta normativa, había 24.165 que sólo se dedicaban a un cultivo y en 2017 son 8.322; frente a este dato las que tenían en su plan de trabajo 4 y 5 cultivos han subido desde las 30.915 y 17.555 a las 44.038 y 28.365, respetivamente, en estos tres años.

En 2017, los datos estadísticos facilitados por las Comunidades Autónomas señalan que un total de 748.897 ha de cultivos fijadores de nitrógeno (CFN) se han utilizado por los agricultores para el cómputo del requisito de contar con un mínimo de un 5 % de SIE en sus explotaciones, un dato muy superior al de la campaña anterior (706.003 ha). El mantenimiento de este nivel constituye un beneficio relevante para el medio ambiente, dado que supone una mejora de la biodiversidad y un avance en lo que se refiere a la reducción del uso de fertilizantes, teniendo en cuenta las cualidades agronómicas de este tipo de cultivos, y para los que se han adoptado, en cuanto a su producción, un conjunto de exigencias específicas en la normativa nacional para asegurar tanto su estado vegetativo como la necesaria rotación y el aprovechamiento que otros cultivos subsiguientes consiguen de las leguminosas.

Dentro de los grupos de cultivos que más se pueden emplear para el cumplimiento de esta normativa son las proteaginosas y las leguminosas las que han incrementado más su superficie mientras que en las oleaginosas se ha producido una suave reducción pasando de las 835.228 hectáreas a las 829.031. Por lo que se refiere a las proteaginosas, en ese trienio, se ha pasado de 165.590 a los 226.561 siendo especialmente fuerte el incremento de los guisantes, suben desde las 146.563 hectáreas a las 185.792 y de las habas que crecen desde 17.165 a 38.024.

Las leguminosas han visto crecer su superficie desde las 646.263 a las 776.039 hectáreas.

Además de lo anterior, hay que tener en cuenta la relevancia en términos de biodiversidad de los barbechos sin producción, que son computables también a efectos de SIE, y de los que se han contabilizado un total de 964.389 ha, ligeramente por debajo de lo contabilizado en 2016 (967.586 ha).

Por otra parte, es necesario hacer referencia a la importancia de los pastos permanentes como secuestradores de carbono y, por ende, a sus beneficios en relación con la lucha contra el cambio climático. En este sentido, los pastos permanentes han pasado de los 4,9 millones de hectáreas de 2015 a las 5,6 que se han cuantificado en 2017.

En definitiva, desde el punto de vista medioambiental y de la mitigación del cambio climático, la aplicación de la ecologización influye de manera favorable en la reducción de la erosión de los suelos españoles, al incidir en la mejora de la estructura de los mismos por la introducción de diferentes cultivos, evitando el monocultivo. Asimismo, se mejora el contenido de materia orgánica de los suelos, lo que redunda en una mayor capacidad de retención del agua, además de aumentar la biodiversidad, al introducir nuevas especies y variedades en las explotaciones.

El PAGO VERDE

Este pago tiene carácter anual y se concede por cada hectárea admisible vinculada a un derecho de pago básico, siempre que se respeten determinadas prácticas medioambientales, dependiendo de la estructura de la explotación.

Para poder optar a dicho pago anual, el agricultor debe cumplir con las prácticas medioambientales siguientes:

• Diversificación de cultivos,

• Mantenimiento de los pastos permanentes existentes

• Y contar con determinadas superficies de interés ecológico (SIE) en sus explotaciones.

No obstante, tienen derecho “ipso facto” a este pago aquellos agricultores que:

1. Se dedican a la agricultura ecológica, únicamente en aquellas unidades de la explotación que consistan en una superficie y que se utilicen para producción ecológica.

2. Están acogidos al régimen de pequeños agricultores que se estableció en el año 2015 para aquellos productores a los que se les estimó que iban a cobrar menos de 1.250 EUR de pagos directos en la campaña 2015.

3. Disponen de cultivos permanentes (viñedo, olivar, cítricos, frutales y, en general, cultivos que permanecen en el terreno durante cinco años o más y que no entran en la rotación de cultivos de la explotación), en las superficies ocupadas por dichos cultivos. Estas superficies deberán guardar coherencia con el uso SIGPAC de los recintos SIGPAC donde se ubica la superficie declarada.



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