Y ¿por qué dicen no?

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Quizás el titular del artículo haya hecho pensar a algunos que voy a escribir este artículo sobre un rotundo no que se ha escuchado recientemente en el sector agrario de Castilla y León, pero no voy a valorar esa negativa, que seguro daría para una buena cantidad de letras y palabras, sino una que ha pasado mucho más desapercibida para el conjunto de la sociedad de esta región pero que creo pone en evidencia una situación latente en el campo, de la que mucho se habla y a la que, aunque se trata de buscar de soluciones, se mantiene ahí.

Hace poco más de 15 días una comunidad de regantes de León votaba si se “lanzaba” a modernización sus explotaciones o, por el contrario, se mantenía con los sistemas tradicionales de riego… y, para sorpresa de muchos, incluso del presidente de la misma como se intuye en las líneas que se incluyeron a la información con los resultados, la respuesta fue de un no rotundo de más de 300 propietario frente a los 260, más o menos, que mostraron su beneplácito a dar ese paso.

Para todos aquellos que están fuera del sector este resultado puede ser sorprende: con la modernización se mejoran los sistemas de riego, se ahorra agua, energía… se trabaja mejor, en definitiva, se logra más rentabilidad… pero estoy seguro que para quienes lean están líneas desde una mayor cercanía con el mismo, la respuesta, seguro que no les parece tan extraña. Tratemos de explicar el por qué.

Lo primero es debemos señalar es que votan los propietarios de esas tierras, que como se puede imaginar nuestro lector, en buena parte de los casos no tienen por que ser los agricultores que las labran… quienes deben asumir el coste compartido de la inversión son propietarios que tienen esas parcelas frutos, por ejemplo, de una herencia, viven en Madrid y las mantienen como un recuerdo de sus padres, por ejemplo, ¿quién les convence para que inviertan en modernización?… complicado ¿verdad?… y más cuando muchos de ellos, casi seguro, tienen una edad más que avanzada, nadie va a continuar con esas tierras… y “para lo que me queda para que me voy a meter en ese lio… y si me meto… para que para que se beneficie el que me las labra…”, seguro que ha sido el pensamiento de muchos de esos “noes”

Y es que la propiedad de la tierra y el acceso a la misma es uno de los principales problemas que tiene el sector agrario leonés, castellanoleonés, español, europeo y mundial me atrevería a decir… Sobre todo cuando esas tierras, como pasa, por ejemplo, con el cobro de la PAC se ha entendido como “un plan de pensiones” que me asegura un “dinero” extra tras una jubilación que, quizás, ha dejado unos ingresos menores de los acostumbrados.

Pero, siendo la causa fundamental, en mi opinión, de esa negativa a la modernización el voto de muchos propietarios, ya con una elevada edad y con pocas ganas e interés, hasta cierto punto lógico por otro lado, en apostar por un futuro más productivo, hay otro tema que seguro ha echado para atrás a alguno, en este caso, agricultor “de los de verdad”, aquí pongan ustedes la etiqueta que quieran, y más tras conocer casos reales en otras comunidades de regantes, como es el hecho de hacer una inversión tan importante en modernizar el riego para luego no poder regar por la falta de agua o las restricciones que han provocado en algunas zonas la sequía vivida en la última campaña. Quizás sea un caso o un ejemplo un tanto extremo e incluso raro… pero no es menos cierto que ya se ha dado… y no me digan ustedes que no es duro estar pagando una inversión tan importante como es esta de mejorar los regadíos y luego ver como el agua no llega a tus aspersores o a tus pivots.

Hay un melón que nadie se atreve a abrir, más allá de filosofía, declaraciones a la prensa… como es el de los jubilados, los jubilados que siguen trabajando las tierras, los jubilados que siguen cobrando la PAC… temas todos estos que dificultan el relevo generacional e incluso la profesionalización del sector.

Recientemente, el director general de la PAC de la Junta de Castilla y León, Pedro Medina, sacaba a colación, en este tema, el informe del Tribunal de Cuentas sobre las ayudas a la incorporación de jóvenes destacando como en Alemania prácticamente no hay casi ningún solicitante de la PAC de más de 65 años, en un país donde cobrando una ayuda global similar a la española el número de perceptores de esta ayuda comunitaria apenas llega a los 300.000, 750.000 en España. Seguro que esto tiene que ver con la pensión que agricultores y ganaderos alemanes cobran al acabar su periodo laboral, dato que aunque buscado no he sido capaz de encontrar, pero quizás por ahí se pueda abrir una vía de trabajo que impida que nos encontremos más “noes” a la hora de dar el paso de modernizar nuestros regadíos.

Blog de José Ignacio Falces

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