“El sector ecológico es un instrumento poderoso para atraer a los agricultores hacia prácticas sostenibles: no podemos exigir prácticas ambientales a unos productores que están sufriendo problemas en sus rentas”

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– El Instituto de investigaciones para la agricultura orgánica (FiBL) acaba de inaugurar su primera oficina en Bruselas, ¿cuál es el objetivo de esta nueva sede?

FiBL es originariamente de Suiza, es nuestro instituto más grande, pero tenemos sedes en Austria, Hungría, Alemania y Francia, con lo cual nuestro enfoque europeo es claro. Esta oficina era necesaria para centralizar de alguna manera y funcionar como un paraguas para todas estas sedes: facilitar servicios, reuniones con la Comisión Europea y las diferentes instituciones de la UE, etc. Pero no solo con las instituciones, para nosotros Bruselas es estratégico porque también están las representaciones de todos los estados miembros, que para nosotros es una prioridad.

 

– España es el país europeo que cuenta con mayor superficie agraria dedicada a la agricultura ecológica (alrededor de 2 millones de ha en 2015), ¿por qué no existe una filial española de FiBL dada la importancia de nuestro país en este sector? ¿Se podría plantear la apertura de una filial allí?

Personalmente, creo que sería algo muy interesante, pero por el momento colaboramos sobre todo en proyectos específicos con Ecovalia. Entrar en el contexto español es una cosa prioritaria, pero hay que tener en cuenta que FiBL ha estado siempre muy vinculado al contexto alemán. Poco a poco estamos superando ese enfoque y esa es nuestra ambición. Desde luego España está dentro de nuestros intereses porque entendemos que es el principal país europeo en términos de superficie, el tercero en número de operadores y es el mercado que más ha crecido en 2015. Este es un dato muy interesante porque España tradicionalmente ha sido más de productores que de consumidores y sin embargo el mercado ahora mismo está pegando un gran salto, los consumidores se sienten más atraídos hacia este tipo de producto.

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– ¿A qué se debe este primer puesto español en cuanto a extensión de la superficie dedicada a la agricultura ecológica? ¿Están los agricultores españoles más concienciados al respecto… o ha sido una cuestión favorecida por ayudas económicas?

Yo lo he calificado como “biológico por voluntad o por necesidad”. España tiene un sector agrícola muy fuerte que tradicionalmente ha estado afectado por numerosas crisis, una crisis que ya es estructural. En España ha ocurrido que muchas veces la actividad en ecológico es casi más rentable que la actividad en convencional, reduciendo los costes de insumos y mejorando un poco los precios. Se ha visto que es un sector que está creciendo y si los agricultores ven el incentivo económico pues dan el salto. Para mí es muy interesante ver que muchos agricultores que nunca lo habían pensado están adoptando tipos de prácticas que son sostenibles. A la larga, estamos produciendo un sector agrario que es más sostenible gracias a este incentivo económico.

 

– Hablemos de futuro: desde el año 2006 al 2015, la agricultura ecológica en Europa experimentó un crecimiento del 74%, ¿tuvieron algo que ver en esa subida las reformas de la PAC del 2003 y 2013? ¿Qué papel jugará la agricultura ecológica en las discusiones sobre la nueva PAC?

Es un tema peliagudo. Hay muchas interpretaciones, yo te puedo dar mi percepción. Desde luego al inicio los pagos directos de la PAC para la conversión en ecológico fueron un instrumento que fomentó el desarrollo del sector. Sin embargo ahora existe una infinidad de posibilidades de agricultra sostenible, hay muchos modelos diferentes que incluso tienen un efecto disuario en los agricultores: se les exige a los agricultores un conocimiento sobre técnicas prácticas, que en muchas ocasiones, es bastante complejo. Sin embargo, el ecológico tiene el potencial de que es un mercado en desarrollo, creciente, donde los precios son más competitivos para el agricultor que los convencionales. Desde mi punto de vistapersonal, creo que esto puede ser un instrumento más poderoso para atraer a los agricultores a llevar prácticas sostenibles: no podemos exigir prácticas ambientales a unos agricultores que están sufriendo problemas en sus rentas, que perciben unos precios por debajo del coste… La edad media de los agricultores en europa es de 55 años: no vamos a tener jóvenes en el sector si no tenemos una viabilidad económica de una producción, y en este contexto, creo que el ecológico sí tiene la ventaja de representar un incentivo para los agricultores. 

 

– ¿Estará FiBL presente de alguna forma en las negociaciones de la nueva PAC?

Tenemos muchos expertos, un departamento de asuntos socioeconómicos y  desde que hemos constituido FiBL Europe, hay un grupo de trabajo en política. Sin embargo, no hemos venido aquí a hacer lobby por el sector ecológico, lo que nos interesa es entender cuáles son los impactos exactos que la política tiene en el sector ecológico: si va a impactar en el comportamiento de los agricultores incentivándolos o no, si veremos más agricultores ecológicos, etc. Desde luego queremos contribuir en la medida de nuestra capacidad como investigadores y científico al debate de la PAC, pero informando del impacto exacto y diciendo qué medidas son apropriadas o no. No intentando cambiar la opinión.

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– ¿Qué impacto tendrá para la agricultura ecológica europea la entrada en vigor de tratados internacionales de comercio como el CETA (por ejemplo, si hablamos de los OGMs…)?

Es cierto que en el mercado ecológico en la UE nos encontramos en una situación de escasez: mucha más demanda que producción. Entonces, las principales empresas que trabajan en el sector están acudiendo a mercados internacionales para contribuir a satisfacer la demanda. Sin embargo, nosotros vemos que, con el crecimiento que está habiendo en agricultores y superficie, se puede alcanzar un encuentro entre oferta y demanda.

Con el tema del comercio internacional, ahora tenemos un compañero que está trabajando en un proyecto my interesante con IFOAM sobre el coste de coexistencia de los OGMs y el orgánico. Existen riesgos de contaminación alimenticia que en última instancia perjudican al agricultor de ecológico, que es quien tiene que seguir un reglamento muy exigente y no el que aplica este tipo de semillas y de material genético. Con lo cual, riesgos existirán, pero estos riesgos de contaminación no creo que sean debidos tanto al comercio internacional si no al desarrollo de este tipo de prácticas en Europa. Sin embargo, el comercio internacional sí es un factor fundamental que tiene que ser estudiado y controlado, y es por eso también que estamos aquí. La política tiene que encargarse de garantizar los sistemas de control y que el consumidor final consuma un producto verdaderamente bio y de calidad.

 

– Lo que sí que está claro es que la agricultura ecológica no es una moda… 

FiBL lleva trabajando desde 1973. Sin embargo, ahora resulta que lo ecológico es mainstream, está presente en todas partes. Por ejemplo, a nivel político todo el mundo está ahora interesado cuando FiBL siempre ha sido un actor marginado y muy aislado del resto de los grandes debates de agricultura. Llevamos trabajando mucho tiempo con este tema y sabemos que en algunos cultivos hay diferencias en la producción, que se produce menos en ecológico… pero en el largo plazo seguimos pensando que el cuidado de los suelos o de la biodiversidad son factores fundamentales que hacen de este tipo de agricultura mucho más sostenible que algunas de las prácticas convencionales que se vienen aplicando y que son destructivas. La agricultura es el factor determinante del paisaje, el principal actor que coindiciona el medio natural, y si llevamos a cabo una agricultura que no tiene en cuenta su sostenibilidad ambiental a largo plazo, no llegamos a ninguna parte. 

 

 

SMART, un sistema fiable para la evaluación de la sostenibilidad de las explotaciones agrícolas.

El Instituto de investigaciones para la agricultura orgánica (FiBL) lidera en estos momentos el proyecto SMART, operado por una de sus filiales, Sustainable Food Systems (SFS). Siguiendo las guías SAFA desarrolladas por la FAO, este sistema que ya se ha implantado en granjas de América, África y Europa, desarrolla indicadores para medir la sostenibilid de los sistemas agrícolas y alimentarios.

El objeto final es un gráfico de red en el que se incluye la sostenibilidad económica, ambiental, social y de gobernanza de una explotación. Este gráfico, tiene en cuenta unas 300 variables en las que se incluyen biodiversidad, calidad del suelo, renta que percibe al agricultor, precios, existencia de convenios colectivos para trabajadores, etc. Se trata de un sistema de auditoría que, en unas tres horas de entrevista al agricultor y visita in situ de la explotación, provee información que puede ser comparada con otras explotaciones. 

Actualmente se habla mucho de sostenibilidad de una explotación agraria pero por el momento, no había ninguna manera de evalúar esta cualidad de forma objetiva. Sin embargo, con el proyecto SMART podemos analizar de forma creíble, transparente y eficiente este aspecto”, indica Miguel de Porras, Codirector de FiBL. 

Para más información pueden visitar la web de la filial SFS o ponerse en contacto a través de la dirección info@sustainable-food.com
Blog de Berta Redondo

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