Las vacas sagradas (III)

img 0698

Después de dos artículos consecutivos hablando de las movilizaciones del sector lácteo, toca hoy valorar, o así, el histórico (qué manía con el adjetivo) firmado entre el Ministerio, las industrias, los distribuidores (no todos) y las organizaciones agrarias (no todas, tampoco). De entrada, diremos que, lo más destacable del acuerdo es eso, que hay un acuerdo, pues sus contenidos, su materia grasa, a nadie se le escapa que va poco más allá de un pacto de buenas intenciones, probablemente entre caballeros. Tampoco nos han engañado;  las partes, dicho sea en la acepción más inocente del término, han insistido en que se ha llegado a lo que la legislación permite, que va poco más allá de un compromiso de la distribución para no utilizar la leche como reclamo (adiós ofertas, adiós folletos de colorines en papel de baja calidad) y de otro de la industria para repartir el aumento de precio que pudiera derivarse de esta nueva actitud de los hipermercados. O sea, que vamos a pachas

Claro, ello no estaría completo, perdónenme, sin la consabida promesa de ayudas vía Real Decreto y otros mecanismos de los que las administraciones tienen por cientos y usan a su arbitrio. Dicho esto, y exhibiendo una vez más el escepticismo que suele acompañar a este humilde columnista, habrá que quedarse con el virtuosismo que dicen acompaña al término medio.

Quiero decir, no soy amigo de exagerar los beneficios y sembrar de elogios el folio en blanco pero tampoco sería justo calificar, como se ha hecho, el acuerdo de “nefasto”. No puede ser nefasto lo que, simplemente, no es; o, bueno, no exageremos, casi no es. Se lo digo más claro: entre el incienso de Asaja, que tampoco es habitual en esta organización, que lo llega a considerar mejor aún que el rubricado en Francia, y el pesimismo inherente a la Alianza UPA-COAG, quedémonos, pero no lo tomen por norma o costumbre, con esa suspicacia de la UCCL, que ha llegado a asegurar algo así como que da igual, que es “irrelevante que se firme o no”.

Pues probablemente, pero es que la política muchas veces es así, se nutre de gestos, de buenas maneras e intenciones. Quizás no sea malo pero, muchas veces, tampoco relevante.

Blog de Ángel Cuaresma

Deja un comentario

Share This