La gallina de los huevos de oro

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La nueva regulación sobre turismo rural aprobada el pasado jueves en Consejo de Gobierno es una  buena excusa para reflexionar sobre el presente y el futuro de un sector cuya importancia no creo que esté en cuestión pero que tendrá que seguir actuando como hasta ahora, con seriedad y calidad, para no matar a la gallina de loas huevos de oro. Vaya por delante que esto no es una crítica, todo lo contrario; pero, precisamente por ello, considero que sus empresarios (en su mayoría pequeños ) y profesionales no deben bajar la guardia.

Castilla y León es la Comunidad Autónoma líder, lo sabemos, en turismo de interior. Pero, no lo olvidemos, estamos rodeados de regiones que presumen de abanderar un turismo rural de calidad. Es verdad pero, para bien nuestro y demérito suyo, no sería la primera vez que uno se tope, en esas comunidades tan cercanas, con esos pequeños o no tan pequeños detalles que impiden que el fin de semana sea completo.

No digo yo que esas cosas desagradables no sucedan también en Castilla y León pero creo que con una mayor excepcionalidad. Y precisamente por eso, nuestros hosteleros rurales (casas de alquiler completo, compartidas, hoteles o posadas) deben seguir trabajando para ofrecer unos alojamientos confortables, una comida de calidad y unos servicios complementarios suficientemente atractivos, aunque estos dos últimos conceptos no son siempre requeridos por los viajeros, pues son muchos los que prefieren, y es comprensible, organizarse todo por su cuenta, excepto el alojamiento, obviamente. Precisamente, uno de los puntos del nuevo Decreto es que elimina las casas rurales compartidas, es decir, las que se contratan por habitaciones, aunque se permitirá el funcionamiento como hasta ahora de las ya existentes.

La clave para los emprendedores del sector puede estar en que, por mucho que nos guste eso de rural, por mucha ilusión que nos haga lo del ocasional y aparente aislamiento y la lejanía de las urbes, ello no está reñido con la limpieza, la calidad, la amabilidad y otras prestaciones que se dan, sin duda, insisto, en nuestros establecimientos pero que no debemos descuidar ni un minuto. Unos establecimientos, por cierto, cuyos índices de ocupación, los fines de semana, creo que son altamente aceptables. El reto, ahora, es cubrir de lunes a viernes pero ello, claro está, no parece fácil.

Ya se que muchos lectores de Agronews Castilla y León piensan, y puede que no les falte razón, que el turismo rural, o el agroturismo, o el turismo de interior, llámese como se quiera, no es una alternativa a nuestras maltrechas agricultura y ganadería pero, con ser eso cierto, no podemos renunciar a una actividad que representa un altísimo porcentaje de un sector (el turístico) que, a su vez, supone en torno a diez puntos de nuestro Producto Interior Bruto, cantidad sólo equiparable, por cierto, a la que significa otra actividad intrínsecamente relacionada con el medio rural, la industria agraria de transformación.

Si sumamos ambas, estamos en torno al 20 por ciento de nuestro PIB. Para que luego digan que el campo no es importante.

Blog de Ángel Cuaresma

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