Del campo, ni pío

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El clásico de la radio, ya saben, no lo hubiera definido mejor: “Del campo, ni pío”. Me refiero, claro está, al falso debate de la otra noche en el que la ausencia de las cuestiones del sector primario no fue la única y otros colectivos, verbi gratia el de los funcionarios, también se han quejado de la falta de referencias.

Es evidente que, sea cual sea el formato, estos falsos debates (después explicaré lo de falso) no permiten entrar en profundidad en todas las cuestiones que acucian al ciudadano pero no es menos cierto que obviar lo que de verdad importa en el día no contribuye precisamente a aquello para lo que con tanta ampulosidad dicen que se organizan estos foros. ¡Cómo si la democracia estuviera en el mando a distancia!

Al final, y me explico, lo que se demuestra es que un debate es lo que es, es decir, una cara a cara entre dos, y que, lo demás, no pasa de un cutrecillo espectáculo mediocre gestado para paliar el ego de las televisiones, alguna de ellas bastante miserable, por cierto.

No se puede calificar de debate un planteamiento que consiste en responder, por turno, a las ocurrencias de los presentadores del régimen, alguno de ellos en horas valle por cierto, y, cuando no me gustan las preguntas, salir por peteneras o vender mi moto sin ruedas y en algunos casos ni chasis.

Así que no sorprenda a nadie que, en el falso debate, no se pronunciara la palabra campo, ni agricultura, ni ganadería. Y que nadie se alarme, ni llame a andanas, pues lo verdaderamente preocupante será lo que, en los distintos programas, ponga, se cumpla o no, de aquello que inquieta a cada votante, se debata, o no, en esa remozada plaza de Oriente que son las televisiones alimentadas, criadas y recriadas.

Al final, al igual que existe el campo, hay más televisiones, hay más partidos políticos y hay más libertad, por mucho que ésta nos la quieran reducir a supuestos programas críticos (falsamente críticos), cuatro series mal llamadas blancas y unos informativos ahítos de sucesos y escasos (y no es casualidad) de ideas. Y mientras, nos quedamos a dos velas. Bueno, o A3.

Blog de Ángel Cuaresma

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