Los órganos de gobierno de ASAJA de Castilla y León han analizado el contenido del proyecto de Programa de Desarrollo Rural (PDR) para el periodo 2014-2020, valorando de forma muy positiva el incremento presupuestario que se ha logrado en este periodo, en un principio, 1.8022 millones de euros, a la espera de los suscripción de los acuerdos políticos correspondientes.
Esta Organización agraria considera como base de todo el documento que la totalidad de las líneas de ayudas que se incluyen vayan dirigidas en exclusividad a los Agricultores y Ganaderos a Título Principal.
Uno de los aspectos que se han considerado más interesantes es la apuesta que se hace por la incorporación de jóvenes, destacando el hecho de que se haya incrementado el importe de las ayudas hasta las 71.000 euros por expediente, reclamándose desde ASAJA que el compromiso de permanencia se eleve hasta los 10 años desde los 5 que plantea el proyecto, al objeto de evitar fraudes. Esta medida se complementa con los planes de mejora de explotaciones, fundamentales para modernizar el campo, que permiten subvenciones de hasta el 40-60 por ciento para una inversión máxima por UTA (Unidad de Trabajo Agrario) de 100.000 euros.
En relación a las medidas medioambientales del PDR se demanda que todas ellas tengan un marcado carácter agroganadero, mientras que con respecto a las ayudas que se gestionen desde los grupos de acción local, esperan que los fondos vayan destinados a empresas y particulares que promuevan proyectos vinculados con el sector primario, excluyendo como beneficiarias a las entidades locales.
ASAJA pide a la Consejería de Agricultura y Ganadería que se realice un esfuerzo para impulsar las concentraciones parcelarias, las modernizaciones de regadíos y la puesta en marcha de los nuevos, dotando al sector de esta manera de unas infraestructuras que aseguren su futuro.
Las organización agraria rechaza que la mayor superficie de cultivo de la región, que es la correspondiente al cereal y girasol en secano, se quede fuera de las ayudas agroambientales, a las que se acogió en la etapa anterior, y por ello le pide a la consejería de Agricultura que plantee alguna medida similar que tenga cabida en los reglamentos comunitarios. Respecto a las líneas de ayudas de esta tipo ya contempladas en el proyecto, así como la de apoyo a razas ganaderas en peligro de extinción, ASAJA las comparte todas, recalcando la necesidad de que la remolacha sea una de los cultivos beneficiados por ellas.
En el paquete de medidas destinadas a compensar las desventajas de zonas de montaña y desfavorecidas, la organización agraria considera que en las zonas de montaña el apoyo debe de ser mayor, proporcional a la mayor dificultad que tienen estos agricultores y ganaderos tanto para desarrollar su actividad profesional, como para residir en zonas donde el acceso a los servicios básicos es más complicado; en el resto de zonas, ASAJA considera que la ayuda debe de ser igual para toda la superficie, con independencia de la intensidad productiva, estableciendo si fuera preciso un límite máximo de hectáreas por explotación en función de la dotación presupuestaria y del número de peticionarios.
Para finalizar, ASAJA respalda la “gestión del riesgo”, que se quiere aplicar para el vacuno de leche a través de una mutua que contribuya a aliviar los desplomes de precios que se puedan producir en el sector, confiando que esta media, en caso de ser exitosa, se pudiese aplicar a otras producciones que cuentan con mercados muy inestables
