Algunas recomendaciones sobre el arranque de patata

Agronews Castilla y León

18 de julio de 2014

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En el Boletín número 9 del sector de la patata la Consejería de Agricultura y Ganadería realiza una serie de recomendaciones para el momento del arranque:
  • Condiciones climáticas.
    • La temperatura ideal de arranque de los tubérculos oscila entre 12 y 20 ºC.
    • Las bajas temperaturas fomentan la acumulación de azúcares en el tubérculo y la formación de grietas; mientras que altas temperaturas favorecen la formación de manchas negras internas y necrosis en la piel.
    • Se debe evitar la exposición directa al sol de los tubérculos
  • [[{«fid»:»10532″,»view_mode»:»media_original»,»type»:»media»,»attributes»:{«height»:427,»width»:640,»style»:»width: 350px; height: 234px; border-width: 1px; border-style: solid; margin: 7px; float: right;»,»class»:»media-element file-media-original»}}]]Condiciones edáficas.
    • El suelo, en el momento de la recolección, debe tener tempero. Se estima que con un riego a una dosis de 15 l/m2 para un terreno franco dos a tres días antes del arranque sería suficiente para que las condiciones del suelo sean óptimas; aunque este parámetro puede variar dependiendo de la textura y estructura del suelo y de la época de recolección.
    • Con este riego se suaviza el suelo y se evita que entren en la máquina terrones secos, que incrementan los impactos en los tubérculos y las consecuentes podredumbres.
  • Elección y manejo de la maquinaria de recolección.
    • Es importante elegir adecuadamente la máquina recolectora para evitar lesiones mecánicas en los tubérculos, para asegurarse un correcto estado sanitario de los mismos, al ser las heridas la fuente de penetración de las podredumbres secas (Fusarium y Phoma).
    • Existe una gran variedad de cosechadoras en el mercado, con diferentes niveles de mecanización y automatización.
    • Se debe elegir aquella que mejor se adapte a las condiciones de nuestra explotación. L
    • as cosechadoras más simples abren el caballón con un apero que descubre parcialmente los tubérculos que luego se recogerán a mano.
    • Las cosechadoras integrales recolectan el tubérculo limpio y lo descargan en los medios de transporte para su posterior procesado en almacén.
    • A la hora de escoger una máquina hay que tener en cuenta, además de su rendimiento, su adaptación a las condiciones en las que va a trabajar: tamaño de parcela, tipo de suelo, capacidad para separar piedras, etc.; y su acondicionamiento para proteger los tubérculos: gomas de protección, amortiguadores de caída, etc.
    • Independientemente del tipo de maquinaria que se utilice en la recolección, siempre se debe tener en cuenta la regulación de la cuchilla de arranque, evitando no sufrir pérdidas por cortes en los tubérculos enterrados a más profundidad.
    • Se deben limitar las alturas de caída de los tubérculos a 25-30 cm. y en puntos donde no sea posible limitar esas caídas, usar lonas amortiguadoras para minimizar los golpes.
    • Es importante controlar la velocidad de avance de los tubérculos para que se elimine la tierra y, especialmente, en los cambios de dirección, momento en el que los impactos pueden ser de mayor intensidad.
    • Para facilitar la regulación de todos los elementos de la cosechadora es conveniente que disponga de cámaras para que el maquinista pueda controlar cada uno de ellos en función de las deficiencias que se observen en el proceso.
  • Control de la contaminación microbiológica.
    • La cosecha durante la recolección puede contaminarse microbiológicamente por la falta de limpieza de los materiales y por una manipulación inadecuada de la mano de obra que interviene en este proceso.
    • Es importante limpiar y desinfectar los materiales que entran en contacto con los tubérculos y que los manipuladores adquieran unas buenas prácticas higiénicas para evitar la transmisión de enfermedades infecto-contagiosas (tuberculosis, hepatitis, micotoxinas, etc.) a través del tubérculo.

Por último, es importante la identificación temprana de los daños, para poder determinar el alcance de los mismos y realizar las medidas correctoras oportunas en el menor tiempo posible, siempre con carácter previo al almacenamiento.

Los daños mecánicos ocasionados directamente sobre el tubérculo pueden llegar a inducir determinados riesgos como la aparición de enfermedades, podredumbres, etc. como ya se ha dicho anteriormente.



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