En los datos que el Observatorio Español del Mercado del Vino (OeMv) presentó hace unos días en las sesiones de trabajo de la OIV, se observa un notable crecimiento de las exportaciones mundiales de este producto tanto en valor – como ya viene siendo habitual los últimos años – como en volumen, lo que resulta más especial dada la reducida vendimia de 2017. Según estos datos, las exportaciones mundiales de vino y mosto crecieron en 2017 un 6,5% en valor y un 4,6% en volumen hasta alcanzar las cifras récord de 31.011 millones de euros y 10.706 millones de litros. La relación entre ambas cifras muestra también un crecimiento sostenido de los precios medios del vino que llegan a alcanzar el pasado año 2,90 €/litro, con aumento del 1,8%. Las tendencias más recientes muestran una progresiva desaceleración del volumen – lógica si se tiene en cuenta la menor disponibilidad mundial de vino – y mayor progresión de las ventas en valor, que se han ido acelerando en los últimos meses.
Por países, España lideró las exportaciones mundiales en volumen aunque creció menos que Italia y Francia, sus dos principales competidores. Sin embargo, franceses e italianos están por delante en facturación por la mayor cuota que envasados y espumosos tienen entre sus ventas exteriores. Nuestro país, no obstante, está cobrando protagonismo en términos de valor tras las fuertes subidas de precios observadas en los últimos meses, unido a la buena evolución de los vinos con mayor valor añadido desde hace algún tiempo. En el caso de Italia, el Prosecco mantiene su gran ritmo de crecimiento en el mercado exterior, mientras que, en Francia, la recuperación de Burdeos marca el aumento global sobre todo en valor, liderado en gran medida por China, que ya supone el 20% de la facturación generada por dicha categoría.
Respecto a las importaciones, los principales compradores mundiales de vino siguen siendo Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y China, pero es esta última, junto con Rusia, la que más creció en 2017 hasta llegar a ocupar ya la cuarta plaza entre los grandes mercados internacionales del vino.
Destaca la importancia de lo que podríamos denominar “países distribuidores” de vino: aquellos que sin ser productores, tienen una importancia grande y creciente en el comercio mundial de este producto. Así, Reino Unido ha pasado a ocupar el puesto número 11 como mayor exportador mundial de vino. Mientras que otros países no productores como Hong Kong, Holanda, Singapur, Lituania y Letonia también ocupan un lugar destacado entre los principales exportadores mundiales por los especiales caminos que toman determinadas ventas a grandes consumidores como China, Rusia o Japón.
Por tipo de producto, la exportación mundial de vino creció de forma más notable el pasado año entre los vinos a granel en valor y en los espumosos en volumen. Aunque los vinos envasados son los que mantienen la mayor cuota de mercado en el comercio mundial, su ritmo de crecimiento viene siendo algo más lento en los últimos años que el resto de categorías lo que lleva a pensar en el cambio de clientes mundiales que se está produciendo y la importancia creciente que tiene la distribución del vino y la logística relacionada con su transporte.
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